Así como el Valle de Aburrá aportó la cuarta parte de los nuevos ocupados que hubo en Colombia durante el último trimestre móvil marzo-mayo, 111 mil de 417 mil, también es cierto que la gran mayoría de las personas que hallaron trabajo lo hicieron en mayor medida en sectores en que hay una mayor informalidad laboral.

 

Esta conclusión resulta de cruzar las lecturas, un tanto divergentes, que hacen la Alcaldía de Medellín, más optimista, y la Escuela Nacional Sindical (ENS), más escéptica, de los últimos datos del mercado laboral entregados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).

 

Al contrastar ambas interpretaciones, se evidencia consenso frente a la paulatina disminución de la tasa de desempleo local. Para el periodo de referencia este indicador registró un descenso de 2,13 puntos, hasta el 10,1 por ciento, la tercera mayor caída entre las 13 áreas metropolitanas del país (ver gráficos).

 

“La dinámica de mayor empleo está ligada a la internacionalización creciente de Medellín y la mayor inversión en la ciudad. Cuando se traen eventos como el Foro Urbano Mundial, con una inversión de 11 millones de dólares, eso tiene una retribución también en generación de empleo local”, señala el vicealcalde de Desarrollo Económico, Luis Felipe Hoyos Vieira.

 

De hecho, para los que gustan de compararse con Bogotá, el área metropolitana de Medellín –desde Caldas, en el sur, hasta Barbosa, en el norte–, registró 41.705 nuevos puestos de trabajo más, en términos absolutos, aunque la capital del país tiene una tasa de desocupación de solo 8,4 por ciento.

 

Pero al hacer un ejercicio similar de minería de datos aplicado por la Alcaldía, Carmen Lucía Tangarife, investigadora de mercados laborales de la ENS, disiente en varios aspectos.

 

Por ejemplo, ve con preocupación que más de 98 mil de los nuevos puestos de trabajo creados entre marzo y mayo pasados en la ciudad, frente a igual trimestre de 2014, provengan del comercio, la construcción y los servicios.

 

“Estos sectores, históricamente, han presentado unas condiciones laborales precarias, de mayor informalidad e inestabilidad, así como una mayor vulneración de los derechos del trabajador. Vemos que la industria, donde hay mejores condiciones no crece con tanta fuerza”, advierte Tangarife.

 

No obstante, para Hoyos Vieira, que la ciudad haya creado cerca de 4.600 empleos en el sector manufacturero es una señal de recuperación importante mientras que en el país se perdieron más de 133 mil empleos en la industria. De hecho, un 13,3 por ciento de los ocupados por este sector en el país se encuentran en la capital antioqueña, proporción solo superada por Bogotá (24,7).

 

“Vemos que muchos de esos empleos provienen de sectores de confección, de industria liviana, pese a las condiciones adversas de revaluación (del peso frente al dólar) y los altos costos de producción”, apunta el funcionario.

 

Donde sí hay más consenso entre ambas posiciones es en la reducción de la población inactiva, es decir todos aquellos que están en edad de trabajar pero no participan en producción de bienes y servicios, porque no necesitan, no pueden o no están interesadas en tener actividad remunerada, según el Dane.

 

Pues ese universo cercano al millón de personas, entre amas de casa, estudiantes, jubilados o de quienes desistieron de buscar trabajo, en el Valle de Aburrá se redujo en el último año en 34 mil, mientras que en Colombia aumentó en 255 mil. Así se tiene que el número de estudiantes bajó en unos cinco mil y los dedicados al hogar bajó en casi 12 mil más.

 

Y si Hoyos y Tangarife concuerdan que estos resultados pueden explicarse por la mayor búsqueda de empleo, una mayor presión sobre el mercado laboral, desde la ENS se llama la atención de que la categoría “trabajador familiar sin remuneración” aumente en cerca de dos mil personas la población ocupada, cuando lo deseable es que tienda a la baja.

 

Informalidad: dos miradas

De otro lado, las cifras del Dane arrojan que de los 1,77 millones de ocupados que tuvo el Valle de Aburrá a mayo pasado, unos 795 mil, el 44,9 por ciento están en la informalidad, 1,4 por ciento menos que un año atrás. Esa tasa cubre a los que trabajan en negocios o empresas de hasta cinco personas, son empleados domésticos, jornaleros o no reciben remuneración.

 

En este caso, el vicealcalde de Desarrollo Económico ve el vaso medio lleno y destaca que la ciudad sea la tercera del país con menor informalidad, detrás de Manizales (42,1 por ciento) y Bogotá (44,1). “Que baje consistentemente la informalidad y se genere más empleo formal es un doble efecto positivo para el mercado laboral local”, acota Hoyos Vieira.

 

Por su parte, para la analista de la ENS es preocupante que el Dane refiera datos generales de la informalidad solo por tamaño de empresa y no por el estándar internacional, que define a un empleado informal como aquel que no tiene acceso a toda o parte de la protección social (afiliación a salud, pensión, riesgos laborales, cesantías y caja de compensación familiar).

 

“En los análisis que haga la Alcaldía también sería oportuno que incluya información actualizada que puede solicitar al Ministerio del Trabajo sobre cobertura de seguridad social, así como estudios propios donde se pueda tener más certeza de los tipos de contratos que explican nuevos empleos en la ciudad”, agrega Tangarife.

 

Por posición ocupacional, casi 57 de cada 100 trabajadores del Valle de Aburrá tienen un empleo particular, en el sector privado, pero también inquieta que se incrementaron en 14 mil nuevos ocupados quienes se denominan como “cuenta propia”.

 

Con todo, a la luz de los datos oficiales del Dane, hay evidentes signos de recuperación del mercado laboral en distintos ramos de la economía local, no obstante se mantenga lunares como la informalidad.

 

“En la Alcaldía estamos trabajando en garantizar plena cobertura en la formación básica y secundaria, y cada vez más en aras de retener a los estudiantes en la educación superior para que se formen como técnicos, tecnólogos y profesionales”, concluye el vicealcalde de Desarrollo Económico.

 

Desde otra orilla, Tangarife aboga porque haya mayores estímulos al empleo decente local, así como una mayor inspección laboral para atacar, también por ese frente, a la informalidad.

 

ANTECEDENTES

 

DESEMPLEO, SEGÚN SONDEOS LOCALES

 

Al margen de datos del Dane sobre desempleo en el Valle de Aburrá, el Municipio de Medellín y el Área Metropolitana realizaron cálculos, a 2013, dentro de sus encuestas de calidad de vida. Estos son los resultados de tasa de desempleo, urbano y rural: Medellín (8,58% y 8,75%); Bello (10,24, 11,52); Itagüí (9,97, 9,59); Envigado (2,78, 4,59); Sabaneta (12,92, 11,33); La Estrella (13,34, 13,23); Caldas (13,46, 11,81); Copacabana (9,48, 12,06); Girardota (14,62, 12,39), Barbosa (13,11, 16,36).

 

SEMÁFORO

 

EMPLEO LOCAL: ENTRE ALERTAS Y LOGROS

 

ROJO

 

Aunque el Valle de Aburrá, por lo que dice el Dane, tiene una de las tasas de informalidad más bajas del país, sector privado y público deben considerar acciones coordinadas para disminuir las condiciones precarias de ocupación.

 

AMARILLO

 

En coherencia con las políticas nacionales de impulso a la economía, el Valle de Aburrá muestra dinámicas de ocupación positivas en sectores como servicios, construcción, comercio y, en menor medida, industria.

 

VERDE

 

Las administraciones municipales del Valle de Aburrá han mostrado una voluntad clara de propiciar una mayor generación de empleo en el área metropolitana con la habilitación de programas de formación para el trabajo y servicios públicos de intermediación laboral, como el que funciona mediante  que funcionan mediante www.empleat.gov.co.

Tomado de: https://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/M/menos_desempleo_en_el_valle_de_aburra_dicha_incompleta/menos_desempleo_en_el_valle_de_aburra_dicha_incompleta.asp