Hacer el oficio de la casa, cuidar los niños (propios o ajenos) estar pendiente de los papás, abuelos o los enfermos o ‘hacer las vueltas’ de los familiares que trabajan y no tienen tiempo, ya tiene una valoración económica.

Para el Dane, si se pagara por estos trabajos serían unos 160 billones pesos anuales, es decir, el 19,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); de este total, las mujeres aportan 15,3 por ciento y los hombres, 4.

Según un reporte de la entidad, relacionado con el trabajo del hogar no remunerado, 9 de cada 10 mujeres hacen actividades no comprendidas en el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), es decir, actividades formales por las que se recibe dinero.

Sin embargo, el estudio del Dane da cuenta de una evidente inequidad, destacó Mauricio Perfetti, director de la entidad, pues solo 6 de cada 10 hombres hacen actividades no remuneradas.

Esto se ratifica al encontrarse que, del total de la población encuestada, el 70 por ciento de las mujeres cocinan, sirven la comida y lavan los platos, frente al 20 por ciento de los hombres que van a la cocina.

En limpiar y barrer la vivienda, la relación es 70/30, mientras que 7 de cada 10 mujeres y 2 de cada 10 hombres suministran alimentos al hogar; por último, cuatro de cada 10 mujeres lavan y planchan, frente a uno de cada 10 hombres.

La mayor desventaja está en las actividades de vida cultural, deportes o aficiones: 18,7 por ciento de ellos las hacen, frente al 9,2 por ciento de ellas. Para la exministra Cecilia López, hay tres actividades que podrían quitársele a las mujeres (en particular) como lo son el cuidado de los niños y de los ancianos y una buena parte de las actividades de la cocina.

“Las dos primeras deberían ser apoyadas por el Estado, bien sea apoyando la creación de más guarderías y ancianatos, lo que generaría dinámica empresarial y laboral y, por ende, menos desempleo y más ingresos fiscales para la Nación”.

En cuanto al tema de la preparación de alimentos y lavado de loza, destacó la necesidad de impulsar a la agroindustria para que ponga en el mercado más comidas precocidas, que reducen los tiempos de preparación.


‘El mercado laboral me marginó’

Ivonne Arias, quien vive en Manizales, pese a haber cursado una carrera de pregrado, decidió quedarse en la casa. “Lo hice por la mala oferta laboral. A los 25 años me pedían 10 de experiencia a cambio del salario mínimo y, después de los 30 ,ya no había opciones y las pocas, mal pagas. Además, hay ciudades como esta, con pésimas ofertas”.


Juan Carlos Domínguez
Redacción Economía y Negocios

Tomado de: portafolio.co