En efecto, el profesor Robert Shiller expresó recientemente su preocupación en el “New York Times” en el sentido que la relación precio/ganancias cíclicamente ajustada, que él mismo ayudó a desarrollar hace ya un buen tiempo, está por encima de 25, un nivel que solo ha sido sobrepasado durante tres períodos contado desde el año 1881.

En estas circunstancias, no resulta extraño que un número creciente de administradores de fondos esté aumentando sus posiciones de liquidez. Por una parte lo hacen como medida de precaución, y por otra, con el fin de aprovechar las oportunidades que se puedan presentar ante eventuales correcciones.

Claro que a la hora del té nadie tiene ni idea sobre el rumbo que habrá de tomar el mercado. Como decían recientemente en la cadena CNBC, el hecho de que los profesionales estén nerviosos no implica de ninguna manera que vaya a producirse un desplome. Recordaban como habrían de pasar cuatro años, después de la advertencia en 1996 por parte del señor Greenspan en cuanto a una “exhuberancia irracional” en el mercado de acciones, para que efectivamente comenzara la fuerte caída a partir de marzo en el año 2000.    

Lo importante para un ahorrador es recordar que a falta de cambios importantes en los elementos que realmente deben pesar en la composición de un portafolio (por ejemplo la proximidad de la fecha de retiro, o en la actitud personal ante el riesgo), lo menos  aconsejable es efectuar  modificaciones dramáticas. Aunque siempre es una buena idea reequilibrarlo periódicamente, reduciendo la exposición a los componentes que más se han valorizado, a favor de los que se han rezagado. Las circunstancias actuales parecen indicar que quizás este sea un momento muy oportuno.

Con este fin, puede ser de ayuda la tabla #1, donde se identifican los “ETFs” con mayores activos en el mercado de los Estados Unidos, según los factores de “tamaño” y “estilo”. En la tabla #2 aparecen algunas de las características de esos fondos.

Tabla #1: Los mayores “ETFS”, de acuerdo con tamaño y estilo

Tabla #2: Algunas características de esos fondos. 

Los datos, a agosto 14, fueron obtenidos de “Morningstar y “Fidelity”

Con respecto al factor “tamaño”, vale la pena recordar que cuando se produce una desaceleración, las empresas de baja capitalización tienden a ser las más golpeadas (y cuando se avizora un nuevo ciclo, resultan las más beneficiadas gracias a las bajas valorizaciones que han alcanzado). Y que cuando el ciclo madura, o en medio de una situación como la actual de bajo crecimiento económico, las grandes empresas, gracias a su solidez financiera, son las que toman las riendas.  

Con respecto al factor “estilo,” las épocas de expansión obviamente son muy favorables para las acciones de “crecimiento”. Pero como para su escogencia su valorización no es un elemento preponderante (como sí lo es el crecimiento proyectado de sus utilidades), tienden a ser las más resentidas cuando llegan las épocas malas. La firma “Morningstar” clasifica al 33% de las acciones del total norteamericano que mayor cumplen ciertos parámetros preestablecidos como acciones de “crecimiento”.     

     

Lo interesante del factor “valor” es que sus practicantes solo invierten en acciones que consideran “baratas”. Tal vez porque el precio que se paga por cada dólar de utilidad es menor que algún promedio preestablecido, o porque el precio en relación con su valor en libros es favorable, o porque pertenece a algún tipo de industria que en este momento no goza de favores.

El treinta y tres por ciento de las acciones que menos se acomodan a estos dos estilos, son clasificadas como “núcleo” (o “mezcla”), tal como aparece en la primera tabla.

Dentro de la situación actual, una posible estrategia consiste en reforzar el componente de empresas de valor y alta capitalización, sin descuidar una adecuada diversificación en los diferentes segmentos.

Tomado de: https://www.portafolio.co/opinion/blogs/diversificacion-internacional-portafolios/los-mayores-fondos-acuerdo-estilo-y-tamano