Tal vez no haya nada más tedioso para los colombianos de a pie que mirar en televisión las larguísimas discusiones en el Congreso de la República de una reforma tributaria. Sin embargo, hay pocas decisiones legislativas que toque de manera tan directa a la gente pues se mete, nada más y nada menos, que con su bolsillo.
Así, mientras el Gobierno celebra la aprobación –Mauricio Cárdenas Santamaría, ministro de Hacienda; y Juan Ricardo Ortega, director de la Dian, se han mostrado sonrientes- los ciudadanos empiezan a entender qué fue lo que se decidió.

José Manuel Restrepo, rector del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA) escribe para SEMANA lo bueno, lo malo y lo feo de la iniciativa.
 

Lo bueno
 

1. Contribuye a que las empresas sean más competitivas al reducir la carga parafiscal, reduce el costo laboral unitario de las empresas. Con esta medida se genera empleo o por lo menos se reduce el despido de personal.
 

2. Equidad. Con la creación del Impuesto Mínimo Alternativo Nacional (IMAN) se pretende que los que ganan más sean los que paguen más en el impuesto de renta y se excluye de la renta y la retención en la fuente a los que tienen ingresos inferiores a 4 millones de pesos. También el principio de equidad hace que las empresas altamente intensivas en capital tributen más que las altamente intensivas en recurso humano.
 

3. Contribuye a reducir la evasión de impuestos. Por ejemplo: reducción de ganancias ocasionales que era un instrumento costosísimo en Colombia ahora se baja y además se modificaron las normas ‘anti-abusivas’. Se disminuye el número de tarifas diferenciales del IVA. De 7 pasa a 3. Cuando menos tarifas es más fácil el control y se evita la evasión.
 

4. Incluye beneficios sociales al poner el 1% adicional sobre la renta para salud, educación y desarrollo rural. La disminución del impuesto a la gasolina beneficiará a los colombianos. En este punto, el Congreso quiere que baje 400 pesos pero se cree que en la conciliación se impondrá la voluntad del Ejecutivo que desea que la rebaja sea de 200 pesos. Personalmente, creo que lo más conveniente es que sea de 200 por el costo fiscal que significaría.
 

Lo malo
 

1. Los que esperábamos una reforma estructural en impuestos nos quedamos esperándola. Lo que nos dieron fue un ‘reparcheo’ tributario. Tenemos un hueco fiscal entre 500.000 millones y un billón de pesos que la reforma no fue capaz de solucionar, no es una reforma estructural.
 

2. Los que más pagan el costo de la reforma son los asalariados. Aunque se excluye a los que ganan menos de 4 millones, siguen siendo los mismos ‘paganini’ de siempre. Al gobierno le sigue faltando creatividad en el diseño fiscal, los asalariados somos los más fáciles de controlar.
 

3. Elimina normas de estabilidad jurídica que eran un mecanismo a través del cual se aseguraba a los inversionistas internacionales que no cambiaría su estabilidad tributaria, al eliminarlo se le abre un hueco gigante a la inversión extranjera.
 

Lo feo
 

1. Posiblemente a la reforma tributaria le pasará el síndrome del salchichón y la mortadela (no sabemos que le meterán por dentro). Una buena reforma es general y abstracta, acá posiblemente se llenará con muchos beneficios pequeños. No sabemos que le metieron al final a la reforma solo lo sabremos después de la conciliación. Me preocupa que se hayan metido micos para beneficiar a pequeños sectores. No es sano que una reforma tan trascendental para la economía de un país se discuta a las carreras y a un pupitrazo.
 

2. Se quedaron sin incluir los impuestos a las pensiones altas, ellas también deben tributar. Posiblemente los congresistas no quisieron legislar, no les gusta legislar en su contra.

tomado de:semana.com