Una de las características del liderazgo de algunas de las 162 mujeres que hemos entrevistado para la investigación que se adelanta en la Facultad de Administración de la Uniandes sobre las mujeres en posiciones de dirección en 17 países de Latinoamérica, que busca conocer los desafíos de su carrera y su estilo de liderazgo, es su empeño en controlarlo todo, es saber exactamente qué se está haciendo o se va a hacer en los diferentes campos de la gestión de las personas a su cargo.

Poder dibujar desde las proyecciones financieras y de producción, el plan de mercadeo o la contratación de personal, hasta los detalles de la construcción de una nueva sede y el menú para los invitados a alguna recepción.

Algunas entrevistadas aluden a este interés en el detalle y en el control como características de su estilo y de su éxito.

Esto puede ser claramente una cualidad por cuanto se aseguran de que todo salga bien, de acuerdo con su criterio y metas. La experiencia les confirma que valió la pena “estar encima”.

Pero esto también puede ser una limitación para ellas y para quienes trabajan con ellas.

En primer lugar, el agotamiento que se puede presentar es grande. Segundo, se vuelve difícil trabajar con y para ellas porque asumen toda la responsabilidad, con lo cual el mensaje que dan a sus colaboradores es que de todas formas, por más que se esfuercen, ellas tendrán la última palabra y se harán cargo del resultado y de la responsabilidad que conlleva su éxito o fracaso.

Al leer la biografía de Steve Jobs, se pone en evidencia que le era muy difícil delegar, todo lo quería revisar, era un perfeccionista de cuidado.

Pero, al mismo tiempo, era un motivador impresionante y lograba que las personas se comprometieran con los proyectos al punto de crear cosas geniales, en poco tiempo, con la directriz de “distorsionar la realidad” para lograrlo.

De esta forma, generaba un gran espíritu de grupo en quienes se le medían a ello.

Su estilo de liderazgo combinaba entonces, un control cercano de las tareas para seguir por parte de su equipo, de tal manera que se lograra la culminación exitosa de un proyecto, con una creencia implícita en la creatividad de las personas involucradas y en la genialidad de sus ideas, lo cual generaba el compromiso, motivación y dedicación que garantizaban su éxito.

La literatura sobre administración y estilos de liderazgo casi que independientemente del enfoque recomienda la delegación, la división del trabajo, la asignación de funciones, y unas normas y procedimientos al respecto, para poder alcanzar las metas de la organización.

Y muchos casos, muchísimos, demuestran la bondad de estas directrices.

La pregunta no es entonces ¿delegar o no delegar? Más bien, la cuestión es: ¿qué hacer para que la delegación no vaya en desmedro de la eficiencia y la coherencia en las tareas de quienes las realizan?

En la práctica, por lo general, se pretende que las normas y los procedimientos resuelvan el problema de la coordinación. Y pueden dar un marco, una estructura, que sirve de guía, pero el éxito depende, en mi concepto, de las relaciones interpersonales que se generen en cada situación.

Cuando hay solidaridad y compromiso auténticos respecto a la misión que se quiere cumplir, lo que ocurra depende de cada persona, de las interacciones entre las personas y de la forma como se logre comprometerlas y tenerlas en cuenta.

Entonces, habrá situaciones en las que es necesario revisar, controlar y asegurarse, y habrá casos en los que se puede y debe delegar, confiar y entregar la responsabilidad, sin caer en desentenderse, porque ahí se falta a la responsabilidad como líder.

En resumen, según algunas de nuestras entrevistas a mujeres exitosas que ocupan posiciones de primero y segundo nivel en organizaciones del sector privado en Latinoamérica, parte de su éxito está en su control de todo, hasta del más mínimo detalle.

Parte del éxito de Steve Jobs -fuera de ser una persona genial-, estuvo también en ese control del detalle.

SENSIBILIDAD PARA DELEGAR

Lo importante, es que, en cualquier caso, hay que tener la sensibilidad para identificar cómo contar con las personas que hacen la tarea, pues entre más se las tenga en cuenta, de manera integral, mirando cada situación en lugar de seguir una norma o procedimiento, menor desgaste del líder por el mayor compromiso de todos los involucrados, sean mujeres u hombres, y esa es la sensibilidad que tenía Steve Jobs y que en general tienen las mujeres.

Tomado de: Portafolio.co