Esta aproximación fue desarrollada por Stephen Bainbridge y la idea central consiste en que las decisiones que se toman por grupos son preferibles a las decisiones que toman los individuos en la medida que los grupos superan al mejor de sus miembros. El análisis reconoce que el trabajo en equipo es imperfecto pero en relación con el ejercicio de la evaluación crítica de juicios e ideas, los grupos tienen ciertamente más ventajas que cada individuo considerado individualmente.

 

Para soportar esta aproximación, se presentan una serie de mini teorías de comportamiento que se consideran más útiles y prácticas que la aproximación económica que parte de un modelo de elección racional, representada en la visión de los problemas de mandato. Para nadie es un secreto que la razón siempre ha estado y estará sujeta a importantes limitaciones (información, capacidades, tiempo, entre otras) que aun en el caso del individuo más preparado y experimentado, pueden llevarlo a tomar caminos equivocados y obviar controles básicos en su proceso de decisión.

 

En la primera mini teoría se señala que la decisión por grupos crea un sistema que permite agregar los aportes de múltiples individuos con diferentes conocimientos, intereses y habilidades. Así las cosas, en el contexto corporativo la Junta Directiva se presenta como un mecanismo de gobierno institucional que permite limitar el efecto negativo de la racionalidad limitada de un individuo en el proceso decisorio de una organización y que permite tener una visión más de equipo o conjunto. De alguna manera, es claro que cuatro ojos ven más que dos, o dos cabezas piensan más que una, más si tenemos en cuenta que se trata de personas con diferencias experiencias y contextos que pueden enriquecer el proceso de discusión, análisis y decisión.

 

En la segunda mini teoría, se tiene en consideración que la decisión de grupos puede ayudar a limitar aquellas tendencias o predisposiciones que puede tener una persona como la excesiva confianza en su criterio o el efecto “manada” en virtud del cual determinadas personas, bajo circunstancias de complejidad e incertidumbre, prefieren adherirse al parecer de personas supuestamente mejor informadas y preparadas para tomar la decisión. Este tipo de situaciones se pueden contrarrestar dentro un grupo de alto nivel en el que exista un espacio apropiado para la discusión, las preguntas, el escrutinio de las propuestas y los procedimientos.

 

En la tercera mini teoría, se tiene en cuenta que las decisiones en grupo permiten que la Junta Directiva pueda monitorear a los miembros de la alta gerencia o administración encargados de la implementación de las decisiones y también para que se produzca un monitoreo de los miembros de junta directiva entre ellos mismos. En el primer caso, tenemos un control jerárquico de gran utilidad para reducir los incentivos que se pueden derivar de no tener que rendir cuentas o en aquellos casos en que no se cumplan las directrices que han sido señaladas para el desempeño de los diferentes proyectos y labores. En el segundo caso, se trata de un mecanismo de autocontrol y autorregulación en el cual la presión de los pares y su monitoreo representan un excelente mecanismo para incentivar una apropiada actuación y la construcción de unas relaciones de confianza y mutuo respeto.

 

Como se puede apreciar, esta aproximación reconoce las bondades de la Junta Directiva como un órgano de decisión y de control. Se trata de reconocer la importancia y valor agregado del trabajo en equipo, dentro de un escenario en el que las personas aportan por sus conocimientos y habilidades,  y en el que todos se encuentran en capacidad de aportar, para el beneficio de la sociedad a la cual pertenecen.

 

Tomado de: portafolio.co