El Gobierno ha reflexionado seriamente sobre la posibilidad de desligar las pensiones de los aumentos del salario mínimo, como un punto clave de la reforma pensional que está preparando para llevar al Congreso.

Fuentes cercanas a la discusión que adelanta el Ejecutivo al respecto señalan que ese punto es muy importante para garantizar la salud futura del sistema de pensiones.

En cambio, para el proyecto de reforma no se contempla tocar la edad de jubilación, como lo ha dicho en varias ocasiones el ministro de Trabajo, Rafael Pardo, incluso desautorizando las primeras declaraciones de su viceministro de Relaciones Laborales, Mauricio Olivera.

El Gobierno tiene cálculos del Departamento Nacional de Planeación que muestran que en la reforma que viene no es necesario hacer cambios en la edad de jubilación.

La reforma pensional es parte de una estrategia que, en palabras de Pardo, buscará “un sistema al que un mayor número de colombianos pueda acceder.

Por ello, el Gobierno Nacional adelantará un conjunto de reformas de la protección de la vejez, y en especial de personas que no tienen hoy la posibilidad de pertenecer al sistema pensional, y la protección de las personas que están en edades en las cuales ya no pueden trabajar, así como impulsar un sistema de ahorro para la protección de la vejez”.

Sin embargo, Pardo se abstiene de referirse a la reforma pensional porque en este momento, dice, su prioridad son los beneficios económicos periódicos (BEP).

Hoy, no se permiten pensiones por debajo de un salario mínimo, y si este se incrementa más que la inflación, las pensiones mínimas tienen que subir en la misma proporción.

Si se desligan los incrementos de las mesadas del aumento del mínimo, posibilidad que se ha ventilado en el Gobierno, con el tiempo las pensiones más bajas podrían quedar valiendo menos que el salario mínimo, lo que exigiría eliminar la prohibición que rige actualmente.

Hoy, el 70 por ciento de quienes reciben pensiones tienen mesadas de un salario mínimo, señala la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), y el salario, desde el 2000 a hoy, ha subido 35 por ciento más que la inflación.

Ese hecho se constituye en una de las principales fuentes del problema financiero que le representa el sistema pensional al Estado.

“La típica pensión en Colombia encierra subsidios equivalentes a entre 15 y 25 por ciento en términos de tasa de reemplazo (la parte del sueldo base que se reconoce) –dice Anif–.

Cuando se trata de pensiones de salario mínimo, el subsidio asciende a cerca del 50 por ciento”.

La idea de separar los incrementos de las pensiones de los incrementos del salario mínimo ha sido planteada tanto por las administradoras de fondos de pensiones y cesantías (AFP) como por las compañías de seguros.

Sus respectivos gremios, Asofondos y Fasecolda, advierten que para pagar las rentas vitalicias (las mesadas que recibirán el resto de su vida quienes se pensionan con esta modalidad) no es posible hacer el cálculo del capital que se entregará durante esos años, pues corresponde a decisiones políticas que, además, encarecen los seguros que respaldan y garantizan el pago de esas rentas.

Según Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, “es urgente permitir pensiones por debajo del mínimo, cuando el 49 por ciento de los trabajadores ganan menos”.

Los puntos relacionados con el salario mínimo y la edad son los que por ahora han trascendido de la reforma, pero los expertos también mencionan otros factores que se pueden tocar como el número de semanas durante las cuales los trabajadores deben hacer aportes, la tasa de reemplazo o el porcentaje del sueldo que deben aportar cada mes trabajadores y empleadores.

Los expertos ven con escepticismo la posición del Gobierno de no tocar la edad.

Alejandro Vera, vicepresidente de Anif, dice incluso que la edad de jubilación debe llevarse a 65 años, en hombres, y a 62 años, en el caso de mujeres. Asimismo, señala que esa edad no debe ser fija, sino que la ley debe anclarla a los cambios de la esperanza de vida.

Leonardo Villar, director de Fedesarrollo, advierte que “tocar la edad es políticamente complejo, pero es necesario”, en lo que coincide con Vera. Este último concluye que “si no se ajusta la edad, en la medida en que crece la esperanza de vida y el tiempo de disfrute de la pensión es mayor, se desequilibran las finanzas del sistema y vamos a subsidios nuevamente”.

VIVIR CON EL MÍNIMO

María Cecilia Barinas fue la señora de los tintos durante 27 años en la Federación de Cafeteros, en Tunja. Ganó el salario mínimo durante todo ese tiempo y se jubiló con la misma cantidad, en 1992. Hoy, tiene 73 años y vive en casa de su hija menor, en la capital boyacense.

“Conozco a muchas personas que no tienen pensión y realmente sufren mucho”. María Cecilia tuvo cinco hijos que crio sin el respaldo del padre. Solo uno es profesional.

En una libreta tiene apuntado en qué se gasta la plata: 120.000 pesos en pañales para adultos, 240.000 en medicamentos que no le da su EPS, 80.000 en transporte y 120.000 en gastos de la casa.

“No hay nada peor que tener que pedirles a los hijos, y más cuando ellos también tienen sus propias necesidades”, se lamenta la mujer. Lo que más le preocupa es que cuatro de sus cinco hijos tienen trabajos informales que no les permiten abonar a una pensión.

“Yo al menos tengo mi pensión de un salario mínimo. Mis hijos ni siquiera tendrán eso”.

TRAS UNA SOLUCIÓN DE FONDO

Una reforma que le apunte a cambiar los parámetros de las pensiones, como la edad o el número de semanas, no sirve sin formalización, asegura Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, gremio de las administradoras de fondos de pensiones y cesantías (AFP). Por lo tanto, concluye, se necesita una reforma laboral.

“Lo estructural sería una reforma laboral”, dice también Alejandro Vera, vicepresidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), pues la reforma pensional le apunta más a un alivio al déficit en las cuentas del Gobierno.

Esta debería buscar que, en términos relativos, se abarate el costo del trabajo con respecto al costo del capital (maquinaria, equipos, etc.). Con ese fin, se deberían reducir los sobrecostos que deben asumir los empleadores, que son 60 por ciento más de lo que reciben los trabajadores.

Sin embargo, para Stefano Farné, director del Observatorio Laboral de la Universidad Externado, más que el problema de la informalidad, “la afiliación está determinada por la riqueza y el desarrollo de un país. Para cotizar hay que ser más ricos”.

TASA DE REEMPLAZO

Para Vera, se debe marchitar el régimen de prima media y reducir la tasa de reemplazo, es decir, que las mesadas queden entre 45% y 50% de lo que el trabajador ganó en promedio en los últimos diez años, y no entre 65% y 100%, como hoy.

QUE NO SUBAN APORTES

Anif piensa que el aporte mensual, que es el 16% del sueldo, no deba crecer, pues cargas adicionales a la nómina generan desempleo.

Stefano Farné, director del Observatorio Laboral de la Universidad Externado, va más allá y cree que el 16% es muy alto frente a países similares y que debe bajar.

LAS AFP

Farné asegura que buena parte del aporte de 16% no va al ahorro del trabajador. Por eso, deberían bajar en un punto la contribución por garantía de pensión mínima, de 1,5%.

Cree que las AFP deberían recibir una menor comisión. Sin embargo, para Adriana Huertas, vicepresidenta de Asofondos, en los fondos privados el gran cambio ya se hizo, y es la creación de los multifondos.

RÉGIMEN DE PILARES

Farné propone que se pase a un régimen de pilares: un primer pilar en prima media y, luego, después de ciertos niveles de ingresos, uno o dos de ahorro individual. Al respecto, Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, dice que lo ideal sería que existiera un pilar solidario, como en Chile, y una transformación del régimen público.

FACILIDAD DE CAMBIO

Villar dice que en la reforma debe revisarse la facilidad con la que los afiliados pueden irse de un sistema a otro cuando ven que en el otro lado habrá una mejor pensión.

MÁS TIEMPO DE COTIZACIÓN

Para Anif, la única forma de no incurrir en subsidios fiscales es que el tiempo de cotización ascienda a 35 años, a diferencia de los 20-25 años que actualmente se están observando en el régimen de prima media.

GRAVAR LAS PENSIONES ALTAS

Varios de los expertos subrayan la necesidad de cobrarles impuestos a las pensiones altas, “pero de verdad altas”, dice Farné, pues los ricos no son quienes reciben 2 millones.

Tomado de:portafolio.co