El buen Gobierno, hace a una empresa más confiable y atractiva para las instituciones financieras, los inversionistas de riesgo, fondos de capital privado y aseguradoras.

Es un requisito para listarse en bolsa, facilita el acceso a nuevos mercados y genera beneficios económicos directos representados en más altos retornos sobre el capital, márgenes de utilidad, así como mayores rendimientos y recompra de acciones.

En el momento de tomar la decisión sobre con quién hacer negocios, el contar con prácticas de Gobierno Corporativo juega un papel importante. Los mecanismos de gestión y control societarios efectivos que contribuyan a garantizar conductas éticas y la administración transparente de los recursos, influyen en la decisión de los inversionistas, consumidores y proveedores quienes prefieren relacionarse con una compañía en la que pueden confiar.

Sin embargo, un Código de Gobierno Corporativo, en sí mismo, no garantiza las buenas prácticas y no es suficiente para inclinar la balanza. La reputación se construye sobre la realidad y para que el Gobierno Corporativo exista, -a partir del marco normativo que da el código – y le aporte a la compañía en competitividad y sostenibilidad, es indispensable tener en cuenta dos factores críticos de éxito: la integridad y la comunicación. En este sentido, entendiéndose integridad, como la inclinación de un individuo u organización a hacer las cosas siempre bien, y como comunicación, la herramienta para construir relaciones de confianza con las audiencias.

En cuanto a la integridad, James Lukaszewski, consultor internacional en crisis, considera que “las fallas en los códigos de conducta, son precedidas por falta de integridad, porque la gerencia evitó actuar y decidir apropiadamente”. Señala que “es en la misma cultura de la gerencia donde yace la razón por la cual la integridad es evadida” e indica que dicha evasión comienza por la forma en cómo se enseñan los procesos de administración, donde lo único que interesa es aquello mensurable o cuantificable y donde solo los resultados factibles de medir, son incluidos en la compensación y reconocimiento.

Lukaszewski cree que es cuestión de los altos gerentes de la organización, dar ejemplo, promover y esperar integridad, como la única manera de hacer las cosas correctamente, en el menor tiempo posible, para evitar que las víctimas sigan siendo, por supuesto, los empleados, los accionistas y la sociedad.

En cuanto a la comunicación, si una compañía cuenta con un código de Gobierno Corporativo y con la integridad de la gerencia para su aplicación, debe asegurarse también de contar con los mecanismos apropiados para informar y retroalimentarse.

Es cierto entonces que “el buen Gobierno Corporativo está dado por una buena comunicación y las empresas deben ir más allá del mínimo requerimiento de divulgación mientras también fomentan una positiva interacción con su más poderosa audiencia: sus accionistas”, como lo afirma la experta en comunicación de Gobierno Corporativo, Jill Lyons, quien asegura además, que alcanzar la excelencia en la comunicación de los valores, estructuras y prácticas, permite a las corporaciones demostrar su compromiso al buen Gobierno Corporativo y construir relaciones más fuertes con sus inversionistas.

No basta con tener un código

Además de un código, de generar valores corporativos y establecer unas normas, los ingredientes de la integridad y la comunicación son clave para que el Gobierno Corporativo de una organización sea un factor de competitividad y sostenibilidad. Sin integridad no es viable el Gobierno Corporativo de una empresa. Sin buena comunicación, el proceso podría ser inocuo.

Tomado de: https://www.larepublica.co/integridad-y-comunicaci%C3%B3n-claves-en-responsabilidad-social-empresarial_183806