Aunque suene extraño, los trabajadores informales han mejorado significativamente sus ingresos y lo han hecho a una velocidad mayor que sus colegas que laboran en la formalidad.

Según el viceministro de Empleo y Pensiones, Mauricio Olivera, entre el 2007 y el 2011 el ingreso promedio reportado de los informales se incrementó en 27,5 por ciento y el de los formales, en 6,3 por ciento.

Incluso, si la comparación se hace entre el 2007 y el 2010 los informales aumentaron su ingreso en 31,8 por ciento, mientras que en los formales cayó 6 por ciento.

El crecimiento de los ingresos se ha dado paralelamente con un incremento en el número de ocupados: en los últimos dos años se han creado –dice el Viceministerio– alrededor de 1,6 millones de empleos permanentes.

Pese a ello, y a que la tasa de desempleo se ha reducido, se lamenta ese despacho, la desocupación no está descendiendo al ritmo esperado.

Los buenos tiempos y el ambiente positivo que vive el país llevan a que muchas personas consideren que es el momento adecuado para buscar trabajo y beneficiarse de la situación.

“A ese fenómeno lo llamamos el del trabajador alentado: el de querer participar en el mercado laboral motivado por los buenos resultados económicos más que por la obligación de satisfacer ciertas necesidades”, explica Olivera.

Y es que, efectivamente, la participación laboral ha venido creciendo sin descanso desde el 2007, y su indicador pasó de 58,3 ese año a 63,7 por ciento en el 2011, la tasa más alta de los últimos 10 años, fenómeno que también tiene que ver con aspectos puramente demográficos.

Esos buenos tiempos, que estimulan la vinculación al mercado laboral, se convierten, de acuerdo con el Viceministro, en una limitación para que las cifras de desempleo mes a mes se reduzcan contundentemente.

Tomado de: Portafolio.co