(Portafolio) La evidencia sugiere que las preocupaciones que genera el hecho de que los impuestos más altos sobre el cigarrillo, el alcohol y los refrescos perjudiquen a los pobres son exageradas, afirman expertos.

A nadie le gustan los impuestos, pero una nueva investigación demuestra que pueden ser buenos para la salud. Gravar productos como las bebidas gaseosas, el alcohol y el cigarrillo puede dirigir a los consumidores hacia opciones más saludables y evitar una caída desastrosa en la cual la obesidad potencie las enfermedades y los costos médicos hagan caer a la población en la pobreza, tal como lo demuestran datos provenientes de países que van desde Chile hasta India.

El análisis fue publicado este miércoles en la revista médica The Lancet. Un impuesto a los productos poco saludables “es quizá la medida más importante que se puede tomar para reducir la muerte y el sufrimiento”, dijo en una entrevista Larry Summers, economista estadounidense y ex secretario del Tesoro. “Por eso me parece importante”, agregó. Ese comentario de Summers acompaña el informe de Lancet, que aborda las maneras de frenar enfermedades como la cardiopatía, la diabetes y el cáncer, a las que se atribuyen 38 millones de muertes anuales.

Un grupo de investigación elaboró cinco estudios y comprobó que los impuestos sobre productos poco saludables pueden funcionar sin perjudicar de manera desproporcionada a los pobres. 

“La evidencia sugiere que las preocupaciones que genera el hecho de que los impuestos más altos sobre el cigarrillo, el alcohol y los refrescos perjudiquen a los pobres son exageradas”, dijo Rachel Nugent, experta en aspectos económicos de la salud que trabaja junto con un grupo de Lancet y con la Organización Mundial de la Salud en cómo evitar enfermedades no contagiosas.

En el caso de las bebidas dulces, son más los países que están dispuestos a poner a prueba impuestos para combatir la obesidad además de déficits presupuestarios, lo que afectaría posiblemente a compañías como Coca-Cola Co., y PepsiCo Inc., según Bloomberg Intelligence.

Este viernes entrará en vigor el experimento del Reino Unido con un impuesto sobre el azúcar. En general, los hogares que están en una mejor situación económica suelen soportar una mayor parte de la carga impositiva porque gastan más en alcohol, bebidas gaseosas y refrigerios, dijeron los científicos a cargo de la investigación en Lancet. Las familias más pobres también tienden a reducir más el consumo en respuesta a los precios más altos.

Se comprobó que estos impuestos funcionan mejor si una parte de los ingresos se destina a financiar programas para los pobres. La respuesta que están dando las compañías consiste en trabajar para reducir el azúcar y las calorías. Nestlé S.A. ha comenzado a vender barras de chocolate Milkybar más livianas en Gran Bretaña e Irlanda en la primera implementación de una nueva tecnología que promete el mismo sabor dulce con 30% menos azúcar.

En México, la introducción de un impuesto sobre los refrescos trajo aparejada una disminución del 17% en las compras en grupos de menores ingresos, sin casi ningún cambio en los grupos de ingreso más elevado, dice el informe de Lancet.

La obesidad, antes considerada un problema que aquejaba únicamente a los países más ricos, crece en este momento también en regiones de ingreso más bajo. Los países deben atacarla del mismo modo que a la desnutrición, dijo Summers, que preside un equipo de trabajo centrado en la política fiscal para la salud con Michael Bloomberg, fundador de Bloomberg LP, la sociedad matriz de Bloomberg News.

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