Tras dos años largos en el Ministerio de Hacienda, Mauricio Cárdenas mantiene el mismo optimismo del comienzo de su gestión. Muchos creen que conduce la economía del país por la ruta adecuada, pero hay otros que no le apuestan a sus metas de crecimiento, le critican la reforma tributaria como poco equitativa, no están confiados en que Isagén se venderá para desarrollar la infraestructura, entre otras. Pero él sigue ‘engomado’ en su tarea, seguro de lo que ha hecho y de lo que tiene que hacer en lo que resta del Gobierno.

Sobre estos temas habló con Portafolio el jefe de la cartera de las finanzas públicas.


A unos días de terminarse el año, pocos creen que la economía pueda crecer en 4,5% en el 2013 como lo proyecta el Gobierno. ¿En que se basa usted para seguir confiado en esa meta?

Desde comienzos de este año hablábamos de una meta de 4,5% y mucha gente la consideraba inalcanzable. Los analistas le apostaban al 3,5%, incluso menos. El más pesimista habló de 3,2%. Nosotros nos mantuvimos firmes porque confiábamos en la efectividad del Pipe (Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo) y también confiamos en la posibilidad de alcanzar el dólar -que después llamaron el dólar Cárdenas- en 1.950 pesos.

Con el Pipe y el dólar a 1.950 pesos, la economía se ha reactivado. Acaban de salir los datos del área de construcción del tercer trimestre y son muy positivos. Este es un índice que se tiene muy en cuenta para el Producto Interno Bruto (PIB). Entonces, creo que vamos a tener buenos trimestres.


Pero la industria sigue de capa caída. ¿No le parece una amenaza fuerte?

Esta rama ha estado muy afectada por el problema del sector automotor. Ha venido teniendo caídas en la producción de más o menos el 20% anual. Este año ha sido muy notable la caída del sector automotor, por eso estaremos expidiendo un decreto en los próximos días, para permitir que las ensambladoras en Colombia puedan ser más competitivas en la medida en que van a poder importar autopartes con menores aranceles. Con los otros sectores dentro de la industria, soy más optimista de que se van a recuperar.


Los precios de los productos básicos empiezan a caer, ¿Quién va a querer producir si es más barato importar?

Naturalmente que es preocupante que los productos importados sean más baratos que los nacionales. Ahí es donde entra el tema del dólar. Es importante tener una tasa de cambio competitiva, hace un año estábamos en 1.750 pesos por dólar, hoy estamos en 1.950 pesos por dólar.


Al Presupuesto General le están colgando muchas responsabilidades. Paralelamente, la meta de recaudo tributario no se va a cumplir. ¿Hay riesgo de que se requiera más plata de la que se tiene prevista?

La ley de la regla fiscal es una camisa de fuerza. Los gastos deben ser acordes con los ingresos que tiene el gobierno. El tamaño de nuestros presupuestos lo determinan los ingresos disponibles. El recaudo va a ser de 100 billones de pesos, esto es menos que la meta de 102 billones, pero es casi 8 billones por encima del recaudo del 2012. Con esos adicionales vamos a lograr cumplir la meta fiscal. Podemos estar tranquilos.


Se le critica por la venta de Isagén, con el argumento de que en realidad el Estado va a salir de ese activo porque necesita recursos adicionales para suplir lo que redujo con los beneficios otorgados en la reforma tributaria ¿Qué pasaría si no se vendiera Isagén?

El Gobierno no necesita un solo peso de la venta de Isagén para cubrir los gastos que están en el Presupuesto general. El 100% de esta venta va para el fondo que apoyará la infraestructura. Las concesiones van a requerir muchísimo dinero durante la construcción de las obras. En esta etapa el Gobierno no está aportando recursos, empieza a hacer aportes cuando entren ya en operación, les aporta para que complementen los ingresos por peajes, pero en los próximos años de construcción los recursos los tiene que poner el concesionario. Ellos van a tener que buscar créditos, endeudarse.

Por eso necesitamos tener un banco de desarrollo en Colombia que tenga la capacidad de prestarle a los concesionarios, y los recursos de la venta de Isagén van precisamente a crear esa opción. El Presupuesto en nada va a tocar los recursos de la venta de Isagén.


¿No le parece muy generoso el Estado con los concesionarios de infraestructura? Les van a prestar dinero para que hagan el negocio y ellos después sacarán utilidades.

Los concesionarios también van a tener que poner capital y asumir riesgos. Por ejemplo, el Estado no les va a cubrir el riesgo de construcción, a excepción de los túneles. Del valor total de las inversiones en un proyecto van a tener que poner un 30 por ciento como capital, es un capital a riesgo. No van a la fija, asumen riesgos.


¿Qué amenazas percibe para la economía a corto y largo plazo?

El país en materia económica va bastante bien. Los resultados son contundentes. Tenemos una inflación y una tasa de desempleo muy bajas, la economía creciendo a niveles razonables.

Siempre hay riesgos, hay factores por los que uno tiene que preocuparse. Tenemos que asegurarnos que todos los sectores vayan a buen ritmo, que no haya ninguno rezagado. El Gobierno sigue con atención especial el sector industrial que es el que ha estado más colgado.

También es importante que todas las regiones de Colombia tengan esos mismos niveles de prosperidad y sabemos que hay algunas en las que la situación no es tan favorable. En particular, en mi lista de preocupaciones, la mayor de todas es Cúcuta, por las dificultades con Venezuela.

Aunque también tengo una preocupación especial por ciudades que están teniendo altos niveles de desempleo, como Armenia, Pereira, Popayán.
La tarea es que este buen momento de la economía le llegue a todo el mundo.


La situación de Venezuela no solo afecta la frontera, también amenaza las exportaciones…

En materia de exportaciones el país depende hoy menos de Venezuela de lo que dependía hace unos años. Para la economía colombiana en su conjunto, la situación económica de Venezuela es menos preocupante de lo que es la situación económica en la frontera, porque está ingresando mucho producto de contrabando desde Venezuela que le restringe las posibilidades económicas a los empresarios de la frontera.

El producto de contrabando está llegando muy barato y desplaza al producto nacional. La situación es más difícil en la frontera que en el resto del país.


¿Cree que la economía está tan bien que si usted fuera ministro por los próximos 4 años solo tendría que remar suave?

Hay muchas tareas por hacer. Impulsar a los sectores que no vayan tan bien, abordar la desigualdad entre las regiones. Creo que estamos construyendo un edificio para llegar al desarrollo. Los pilares están muy bien, son la estabilidad macro. Hay unos pisos con buenos avances y otros por consolidar, como industria y agro.


¿Qué tan cómodo se siente con su rol como alto funcionario escoltado?

En la vida hay que disfrutar cada cosa en su momento.


En estos dos años se le ha visto ‘de cabeza’ en el Congreso, defiendo varias reformas. ¿Llevará alguna el próximo año?

Me gustaría poder llegar al Congreso en marzo con el proyecto de ley para eliminar los tres ceros. Hoy son pocos los países que manejan tantos dígitos. Todos tratan de simplificarle la vida a la gente. En Colombia, ya en el lenguaje popular muchas veces se eliminan los ceros.


¿Qué hay de la reforma pensional? No era algo urgente.

No hay mucho tiempo, desde el 16 de marzo hasta el 20 de junio, para tramitar leyes de carácter estructural. Tendremos solo que completar tareas e ir generando consensos y socializando las reformas más profundas que se requieran hacia adelante.


Usted habla de que la siguiente reforma tributaria será para combatir la evasión, pero los analistas creen que también se requiere incrementar los ingresos. ¿Se le mediría a otro cambio en los impuestos?

El país puede conseguir más ingresos tributarios controlando más la evasión. Esta es la forma más efectiva para incrementar el recaudo. En cambio, si queremos ser un país moderno, a la altura de los desarrollados, tenemos que hacer lo que se ha hecho en Europa, donde la evasión se considera un delito. Es una conducta sancionable, no solo administrativamente como lo hace hoy la Dian.

Está muy arraigada en nuestra cultura una cierta tolerancia hacia la evasión. Muchas personas a la hora de pagar impuestos acomodan sus declaraciones para que el impuesto a cargo sea equivalente a las retenciones que les practicaron, generando costos, inflando gastos.

Cuando los italianos metieron a la cárcel a Sofía Loren, por evasión, todo el mundo se convenció de que el asunto era serio.

Martha Morales M.
Redacción Economía y Negocios

Tomado de: portafolio.co