Muchos micro-empresarios en Colombia temen que el proceso de formalización es un acto negativo para su futuro empresarial, ya que los condena a pagar impuestos y prestaciones sociales de por vida, restando aun más, los bajos niveles de rentabilidad de su negocio.

¿No será que lo que se ofrece la formalización en realidad es una oportunidad para conquistar nuevos mercados, mejorar sus niveles de rentabilidad y mantener su permanencia en el mercado a través del tiempo?

En un reciente estudio realizado en la Universidad Externado de Colombia denominado ‘La informalidad empresarial en Colombia -caracterización’, se definió que los beneficios de pertenecer a la economía formal se traducen en un mayor volumen de ventas, al hacer a la empresa más visible en el mercado local (incluyendo licitaciones con el Gobierno), y al mercado extranjero, donde sin duda debemos incluir al reciente TLC firmado con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial (38,3 por ciento de nuestras exportaciones), y a donde podrán llegar diferentes productos generados por las microempresas colombianas, como: frutas, hortalizas, lácteos, flores, galletería y chocolates, además de textiles y confecciones, así como cueros y manufacturas, entre otros.

Igualmente, la disminución de aranceles reducirá los costos de producción, la actualización tecnológica y las mejoras en productividad de las pymes.

Adicionalmente, existe un incentivo importante que propuso el Gobierno al expedir la Ley 1429 de 2010 o Ley de Formalización y Generación de Empleo, que entre muchos beneficios proporciona importantes apoyos fiscales a las microempresas que se formalicen a partir de enero del 2011.

Dichos beneficios se resumen en una progresividad en el pago de impuestos de renta, que se inicia con el 0 por ciento en los dos primeros años y finaliza en el año seis, cuando se pagará el 100 por ciento del impuesto, progresividad para el pago de parafiscales, de impuestos; de industria y comercio. y en la matrícula mercantil y su renovación, que se iniciará con 0 por ciento y se irá incrementando en un esquema similar al impuesto de renta.

Otro factor positivo de la formalización, es sin duda, tener acceso al crédito financiero y abandonar definitivamente el crédito del ‘agio’, que, según cálculos del estudio, puede significar una tasa del 820 por ciento anual.

En este sentido, Bancóldex y la banca comercial jugarán un papel importante en aumentar el bajo porcentaje de inclusión financiera que existe en el país (se estima que solo un poco más del 60 por ciento de los colombianos se encuentra bancarizado).

Además, estar en el mundo de la formalidad le evitará riesgos de posibles sanciones por parte de la Dian o demandas laborales que podrían terminar con el futuro de la micro-empresa.

No por nada, más de 290.000 nuevos microestablecimientos se registraron en las cámaras de comercio del país durante el primer año de vigencia de la Ley, que aunque no implica un proceso de formalización, es un avance importante en las pretensiones del Gobierno.

REALES Y EFECTIVAS, RAZONES PARA FORMALIZARSE

El estudio ‘La informalidad empresarial en Colombia -caracterización’ contempla la proyección de los estados financieros de una microempresa que se mantiene en la informalidad por 10 años con los riesgos descritos y, otra, que se formaliza con los beneficios identificados, a partir de una estructura financiera igual.

De forma preliminar, el estudio concluye, al finalizar el periodo, que los niveles de utilidad neta se multiplican por cuatro para la empresa convertida a formal; sus activos son dos veces los de la informal, registran menores niveles de endeudamiento; por otra parte, la rentabilidad para los propietarios es del 22% frente al 15% de la informal. Hay que revisar estas cifras, para concluir si la condena de pagar impuestos y prestaciones sociales bien vale la pena como empresario.

Tomado de: Portafolio.co