Él toma las críticas con calma, pues dice que en toda su vida, con pasado sindical y con tránsito en distintos sectores políticos, ha tenido que trabajar para seducir a los extremos. Por eso a las empresas les dice que las condiciones de la economía dan para hacer concesiones y a los trabajadores les promete que seguirá insistiendo para cumplirles todo lo que el presidente Santos les prometió en la última campaña.

 

Además cree que más allá de discutir sobre las horas extras o sobre el salario mínimo, un tema que se le viene encima, lo importante es hablar de la calidad del empleo, especialmente en las zonas rurales, y sobre la necesidad de empezar a planear una reforma profunda al régimen de pensiones. Así lo dijo en entrevista dada a Colprensa.

 

No ha tenido buena acogida la propuesta que usted presentó para modificar la hora en que se empiezan a pagar recargos nocturnos (de las 10:00 p.m. a las 8:00 pm). Unos dicen que es una medida tibia, otros creen que es inoportuna. ¿Qué piensa de tantas reacciones en contra?

 

Me impactan las reacciones que ha tenido el proyecto. Soy consciente de que los sindicalistas han dicho todo o nada y que los empresarios quieren que se quede como está. Creo que eso muestra los niveles de confrontación que existen. Hemos dicho que el nivel de desempleo sólo tiene un dígito (algo que no pasaba en 2002) y que la economía ha crecido más (ese año era del 0,3 %). Si los argumento del 2002 fueron que el crecimiento de la economía no se daba y que el nivel de desempleo era muy alto; hoy tenemos otras condiciones; por eso el presidente Juan Manuel Santos apoyó esta iniciativa. Queremos que los trabajadores recuperen dos horas y a la vez cuidar a las empresas en su economía, tanto que les planteamos la alternativa de pagar las horas nocturnas a las cajas de compensación como ordinarias o diurnas.

 

¿Qué sectores se verían beneficiados con esta propuesta?

 

Dentro de esos 320 mil trabajadores se beneficiarían vigilantes, los del sector servicios, de la confección, del comercio. Además, seguiremos insistiendo porque creemos que a los trabajadores hay que cumplirles lo que se dijo en campaña. A los sindicalistas les digo: uno no llega al piso 40 de una vez, sino peldaño por peldaño; y a los empresarios les digo: las condiciones están buenas gracias a muchas iniciativas que ha tenido el Gobierno. No quiero generar ninguna expectativa, pero esperamos cumplirles a los trabajadores.

 

Esta semana su cartera también firmo un plan para regularizar el trabajo en el campo. ¿Cuáles son las expectativas que tiene el Gobierno en ese tema?

 

Creo que el principal acuerdo que hubo esta semana es el pacto por el campo, que lo vamos a liderar con el ministro de Agricultura. Alrededor del ministro Iragorri se va a trabajar en varios factores, como en seguridad social, ya que el nivel de informalidad en el campo es de 87,5 %, mientras en el resto del país es del 64 % y en las trece ciudades metropolitanas, 49. Gracias a lo que ha pasado en los últimos años, las protestas campesinas y la actitud del Gobierno para asumir el pacto agrario, entramos en esta discusión, que también nos llevará a mirar el papel del SENA como institución muy pertinente para capacitar a estos jóvenes y creo que haber planteado la Ley de Acceso a las Tierras fue algo muy importante por parte del Gobierno, para que las personas puedan acceder a tierra y que se desarrolle en el campo un escenario de seguridad alimentaria.

 

¿Cuáles son los factores que influyen para llegar a ese nivel de informalidad rural?

 

Este país olvidó el campo. El campo ha vivido factores perturbadores como la guerra, la violencia y que al joven ya no le interesa; es un campo de viejos, con todo el respeto al adulto mayor. Todo está centrado en un escenario urbano, hemos creado macrocefalias municipales. Es momento de que el campo pase a ser fundamental, con carreteras, tecnología, nuevos actores para la sociedad. Por eso creo que esta discusión del recargo nocturno no es tan importante, como si lo es la del campo y lo que vamos a hacer con él.

 

Uno de los problemas más grandes en el campo es el del trabajo infantil. ¿En qué sectores se presentan los mayores índices de explotación y qué va a hacer el Gobierno para erradicarla?

 

El trabajo infantil lo hemos visto principalmente en el campo y en la minería. En la minería es aberrante, ya que de todos los niños trabajadores, el 70 % está en ese sector. No quiero estigmatizar, pero ahí hay que dar una discusión muy seria, porque nos preocupa que a nombre de la minería ilegal esté aumentando la explotación infantil. En cuanto al trabajo infantil en el campo, detectarlo es mucho más difícil, por las economías familiares. En ese sentido luchamos también contra el analfabetismo, para tener equidad, paz y educación. Es que en el país son más de 400.000 analfabetas. La idea es que el campo sea territorio de educación; se les va ofrecer formación por parte del SENA. Queremos que las personas que viven en zonas rurales se formen y eduquen a partir de ese pacto por el agro que se firmó entre los ministerios de Agricultora y Trabajo, por un valor de 4,5 billones de pesos.

 

En el primer gobierno de Juan Manuel Santos, el ‘mantra’ era reducir desempleo, una meta que logró. Para esta segunda parte, ¿qué planes tienen sobre ese índice?

 

Hay unos índices de desempleo que hay que cuidar. Nos debe satisfacer el indicador de un dígito, pero para seguir bajándolo necesitamos carreteras de cuarta tecnología, políticas de vivienda, y métodos de trabajo no tradicionales, como el teletrabajo. Otro de los planes para bajar el índice de desempleo es la territorialización de la política, porque en Bogotá se puede hablar de taxis, pero en la Costa Caribe son bicitaxis; en cada región hay diferentes condiciones; por eso la pertinencia de la educación dirigida. Otro de los objetivos que tenemos es focalizar en poblaciones; si bien la Ley del Primer Empleo ha tenido un avance, porque bajó del 21 % al 16 % el índice jóvenes de 18 a 28 años que buscan un trabajo, sigue siendo muy alto el nivel de desempleo entre estas edades, por lo que están desarrollando una mentalidad de escepticismo hacía el ahorro y la pensión. Les digo al Estado y a los empresarios: ¿Qué más necesitan?, porque son ellos quienes le ponen retenes a los jóvenes para acceder a un trabajo, les exigen mucha preparación y cuando ya la tienen, les dicen que están muy preparados y que ya no les sirven, esa es una discusión que tiene esta cartera, hasta con el propio Estado.

 

Ese tema de las pensiones y su financiamiento se ha convertido en un terror para los colombianos, ya que la mayoría cree que no alcanzarán una. ¿Qué va hacer el Ministerio para cambiar esa tendencia?

 

Fasecolda ya planteó la posibilidad de crear una comisión independiente, de grandes académicos con todas las miradas, para presentar una reforma pensional. Estamos de acuerdo, porque este es un tema que de verdad preocupa. A su vez, queremos ver la política de vejez, porque tenemos ‘Colombia Mayor’ pero por bien que estemos a 2018, esa institución no va a atender más allá de a 1 millón 800 mil personas. Para nosotros van a ser claves el ahorro y la lucha contra el escepticismo, generar confianza en Colpensiones. Aquí no hay que hablar de las 5 millones 300 mil personas que hoy estamos en el mundo del adulto mayor, sino de los 17 millones que entrarían a un circuito de cobertura. Por eso lo de Fasecolda lo veo con una actitud muy positiva, el hecho de que una comisión empiece a trabajar en este tema es vital para el país.

 

En poco tiempo ser comenzará a debatir sobre el aumentos al salario mínimo. ¿Qué propuesta llevara el Ministerio de Trabajo, ahora que usted estará al otro lado de la mesa?

 

Hay tres referentes que son absolutamente claros: 1. El crecimiento de la economía; 2. La inflación causada; 3. Los niveles de productividad para que haya un grado de confianza. Evidentemente los entornos no son fáciles, porque las centrales obreras están molestas y porque el Gobierno está en austeridad, con una política de ahorro de más de un billón de pesos. En mi caso, siempre negocié salarios y no estando del otro lado de la mesa, porque si algo me reconocen es que siempre luchamos por que el aumento de salario nunca estuviese por debajo de la inflación causada y eso lo firmé con Luis Carlos Villegas y con las centrales obreras. Ahora lo que señalo es que hoy el énfasis no son sólo los salarios, sino los trabajos decentes. Cuando usted dice que hay dos lados de la mesa es como si el presidente Santos fuera enemigo de los trabajadores y no es así.

 

¿Cómo ha avanzado el plan que se lanzó en el gobierno pasado, para formalizar el trabajo doméstico?

 

Estoy muy contento porque alcaldes como Gustavo Petro se apropiaron de este tema de la formalización; me complace enormemente que la decisión política y jurídica ya esté en marcha en Bogotá. Creo que en otras regiones vamos a encontrar algo similar; es un logro que ya llevemos 70.700 empleadas domésticas formalizadas en el país y nada mejor que ellas reciban todos los derechos que se merecen. Queremos que la economía informal sea también un tema a tratar, porque los vendedores ambulantes no pueden seguir siendo estigmatizados sin seguridad social; así que hay que negociar con ellos para que trabajen y permitan que el peatón también funcione; vamos a esperar al 2015, ya que este va ser uno de los temas de las elecciones municipales, el desplazamiento y migración en el espacio público.

 

En muchas de estas discusiones, salario mínimo, horas extras, nuevos impuestos, los empresarios siempre argumentan que los cambios producirán desempleo. A veces esas advertencias suenan a chantaje. ¿Siente usted lo mismo?

 

No hablo en general de los empresarios, pero sí hay algunos que en verdad están actuando mal. Si ven al presidente Santos como ‘Castrochavista’, a mí me verán como un ‘Timochenko’, porque en este país hay una cultura antisindical y anti posibilidad de distribución amplia. Afortunadamente, también me he encontrado con posiciones abiertas de muchos empresarios. Cuando usted me hablaba del tema de las orillas, pienso en que mi papel toda la vida ha sido seducir a los extremos. La seducción es ser capaz de convencer de que quieran ayudar y no que quieren confundir y eso se los he dicho a los sindicatos.

Tomado de: https://www.eluniversal.com.co/colombia/el-enfasis-no-debe-ser-solo-en-salarios-sino-en-trabajos-decentes-mintrabajo-173830