Al capital golondrina, que especula y se va cuando las cosas no le convienen, le reduce los impuestos en 75%; el impuesto a la herencia lo reduce del 33% al 10%; el de renta al capital, del 33% al 25%; al sistema pensional del Congreso y las Cortes, que se llevan el recaudo del IVA, no los toca, pero grava la mesada 14 de la que dependen cientos de miles de familias pensionadas con el mínimo.

Por otro lado, lo que deja de recaudar por las exenciones al capital y a los ricos (nada de impuestos directos, seguimos con el IVA), lo nivela aumentando y ampliando la franja tributaria a trabajadores y clase media.

Así pone a trabajadores independientes a declarar y a los que ganan más de 3 millones, con el cuento de que después los devolverá al estilo gringo. Si cumpliera, sería de película, pero no será así.
 

Pasará como cuando convirtió por ley la noche en día para no pagar recargos nocturnos, redujo el pago en domingos y festivos, aumentó las semanas de cotización para pensión, fortaleció los fondos privados de pensión y liquidó al ISS con su prima media, reformas laborales flexibilizadas, como la uribista, dizque para crear nuevos, más y mejores empleos dignos.
 

Pero el desempleo y la informalidad crecen, lo mismo que el trabajo precarizado, y los empresarios llenándose los bolsillos a costa del recorte de conquistas sociales y laborales de los trabajadores.

Crearon en las zonas francas empresas de maquila, cooperativas de trabajo asociado y contratos por labor.

Así pretenden competir en los TLC firmados, desconociendo las mínimas garantías que la ley da a los trabajadores, como el libre derecho de asociación y contratación colectiva.
 

Los parafiscales que hoy se aplican a la nómina serán según a las ganancias totales y entonces el SENA, el ICBF y la salud estarían supeditada a la honradez de los empresarios en sus declaraciones y a la estricta y rigurosa vigilancia de un organismo como la DIAN, nido de corrupción. Está cantada la defunción del SENA, ICBF y Salud.
 

No he visto una defensa fuerte del sindicalismo ni de dirigentes políticos y gremiales sobre la calamidad de que el SENA, ICBF y la salud empeoran con la reforma.

Llama la atención la defensa que hacen de las cajas de compensación familiar, que tienen solo el nombre de tales. Allí se entronizó una verdadera casta burocrática succionadora del 4% de la nómina, empezando por los altos salarios y prebendas de los directores.

No es posible que un director de una de estas pequeñas cajas devengue 10 veces más que el alcalde de Bogotá, que ejecuta un presupuesto billonarios, y que tiene decenas de miles de contratistas y trabajadores. Son paradojas de la economía de mercado sin vigilancia.

 Tomado de: eluniversal.com.co