Muchos saben que la frase “el tiempo es dinero” es muy común en un ambiente laboral. Y cuando se sabe que se tienen las cosas en “algún lado”, esto puede complicar la situación y traducirse en una gran desventaja cuando se trabaja.

Lo cierto, es que el ser ordenado es algo que tanto puede venir en el “chip interno” como algo que se puede desarrollar con el tiempo, especialmente, en la edad adulta cuando se inicia la vida laboral y exige tener un conocimiento exacto de dónde están todas las herramientas que necesita usar así como tener un cronograma de sus funciones.

Pero para otras personas, simplemente, “dentro de su desorden, se entienden ellos mismos”. Y si son igual de productivos y eficientes en su funciones –se supone- que no influye en la evaluación de su desempeño laboral.

No obstante, cualquier empresa siempre busca que sus trabajadores estén en un ambiente adecuado que los lleve a ser eficientes y eficaces, por lo que tienen unas normas preestablecidas para el uso y manejo de las cosas. Y contrario a la creencia común, los desordenados pueden convertirse en personas fundamentales para ciertas áreas.

¿Cómo es posible?

Y es que así como una persona tarda X tiempo en organizar sus cosas, los desordenados también lo hacen mientras intentan localizar la información o los recursos. Y, nuevamente, el tiempo es dinero. Así que la ecuación se pone en 0 para ambos lados.

Pero en el caso del tema que estamos tratando, lo que sucede es que cada “desorden de cada persona” es totalmente único y distinto y está íntimamente relacionado con su forma de percibir el mundo y de relacionar las cosas, a nivel intelectual y abstracto.

Ahora, el tema es que una persona desordenada tiene una característica distinta. Estudios como el de Kathleen Vohs, científica psicológica y profesora de la Universidad de Minnesota,citados en The Globe and Mail, sugieren que los ambientes ordenados realmente no promueven la creatividad.

Lo que sucede es que en un ambiente desordenado el cerebro tiene que pensar más en métodos y proyecciones para hacer las cosas y conseguir lograr el objetivo planteado. Un ejemplo de ello es el científico Einstein, que se caracterizaba por su desorden y a la vez por su alto nivel de inteligencia.

Incluso, de acuerdo con un artículo del Daily Mail, “el desorden visual y mental obliga a las personas a permanecer concentrados y pensar con más claridad”. Vale aclarar que esta no es una relación que se pueda causar y que, por eso, desde mañana empiece a ser más desordenado.

Por el contrario, se trata de una característica casi que innata, de esas personas con las que usted se las pasa peleando constantemente porque tienen sus cosas “por todos lados”.

Así mismo, otra de las ventajas es la conexión intelectual que estas personas pueden establecer para buscar distintos caminos y alcanzar un mismo objetivo. “Déjeme mi desorden que yo sé cómo lo tengo”, dicen muchas personas.

Y eso suele ser verdad. De cierta forma, esto es una expresión de su pensamiento y de cómo mantener ciertas cosas “vigentes” les ayuda a estar más alerta y tener la información, que consideran que pueden necesitar, a la mano; según explica un artículo de CBS News.

Incluso, esto permite tener una mayor capacidad de memoria en muchos aspectos, porque implica tener un conocimiento exacto de la ubicación de lo que precisan y hasta una metodología de “cronología” (lo que va llegando, saben en qué desorden ponerlo).
¡Pilas!

Aquí cabe la aclaración de que una cosa es lo desordenado y otra es ser sucio. Las personas desordenadas se caracterizan por tener varios objetos y documentos en sus oficinas, puestos de distintas formas y en distintos sitios; pero no hay restos de comida o de basura que interfieran con sus funciones diarias.

tomado de:https://www.finanzaspersonales.com.co/trabajo-y-educacion/articulo/ser-desordenado-tambien-ventaja/56894