El microcrédito, aunque es una bandera del actual Gobierno con la banca de oportunidades, no ha dejado de ser un tema central en cabeza de las ONG y las compañías de financiamiento comercial, dejando con una baja participación a los establecimientos de crédito que con la disculpa de un alto nivel de riesgo, aun participan tímidamente de este mercado (aproximadamente el 25 por ciento del total).

CALIDAD DE LA CARTERA

Según el más reciente informe de la Superfinanciera, al cierre de octubre del año anterior, la calidad de la cartera comercial (préstamos a empresas) fue del 2,1 por ciento de igual manera que el de la cartera hipotecaria, en tanto que la cartera de consumo era de 4,8 por ciento y el microcrédito del 6,2 por ciento.

En este sentido, al cierre de junio del mismo año, la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) afirma que los índices de cartera vencida en la región son bajos.

Colombia, por ejemplo, registra un índice de cartera vencida promedio de 2,96 por ciento como proporción de la cartera bruta. Muy superior a Venezuela (0,88 por ciento), Argentina (1,52 por ciento) y Perú (2,06 por ciento). Aunque es inferior a la banca mexicana (3,01 por ciento), a la de Ecuador (3,12 por ciento) y a la de Brasil (5,2 por ciento), entre otras.

En el caso colombiano, la prevención de los bancos y la normativa hace que la cobertura de la cartera vencida supere en muchos casos el 100 por ciento.

Adicionalmente, esta cartera se encuentra cubierta con diferentes garantías agrupadas como el Fondo Nacional de Garantías, garantías admisibles, mobiliarias, seguros de crédito, Comisión Mipyme, codeudores y seguros de vida entre otros.

¿Qué pasa con la tasa de interés?

Los analistas del mercado financiero creen que el crédito será más caro en el 2014 por cuenta de las mayores exigencias de capital (relación de solvencia), y otras medidas que buscan darle más solidez a la banca. A pesar de que al cierre de octubre del 2013 la Superfinanciera informó que la banca colombiana alcanza una relación de solvencia promedio del 14,3 por ciento, cuando la exigencia de la norma es apenas del 9 por ciento.

¿Será que no son suficientes las muestras de solidez patrimonial que ha mostrado la banca colombiana en los últimos años?

Con todo esto, creo que existe absoluta confianza en nuestro sistema financiero.

De hecho la Superfinanciera afirmó recientemente que al cierre de septiembre pasado, el ahorro en los establecimientos de crédito creció el 40 por ciento en los dos últimos años y el crédito bancario registra aumentos cercanos del 13 por ciento anual desde hace varios meses, según diferentes analistas.

Se estima que en el 2014 la cartera crezca cerca de 4 veces el aumento estimado del PIB, lo que significa que habrán recursos para estimular el crecimiento económico, siempre y cuando las tasas de interés no suban para contrarrestar el efecto.

Datos de la Asobancaria señalan que las tasas de interés han bajado en todos los segmentos menos en el microcrédito, donde el tope de usura alcanza niveles del 51,18 por ciento anual, a pesar del esfuerzo del Banco de la república por mantener baja la tasa de intervención en 3,25 por ciento anual, desde marzo del año anterior.

DIFERENTES FUENTES DE FINANCIACIÓN

En la actualidad, los microempresarios cuentan con diferentes alternativas de financiación que van desde el ‘gota a gota’ donde las tasas pueden representar el 820 por ciento anual, los microcréditos al 51,18 por ciento anual (nivel de usura), créditos de consumo con tarjetas de crédito al 29,48 por ciento anual (nivel de usura) o lo que finalmente hacen cuando tienen acceso al crédito, con préstamos personales con la banca para financiar sus negocios con tasas cercanas al 20 por ciento anual.

Otra alternativa menos explorada por los microempresarios, son las líneas de redescuento con entidades como Bancóldex, mecanismos efectivos cuando los bancos comerciales facilitan el proceso.

Por último y dado que los factores que restringen el crédito a los microempresarios en Colombia son la capacidad financiera y el historial crediticio, bien vale la pena que los establecimientos de crédito desarrollen alternativas “innovadoras” que incluyan programas de formación financiera.

Esta debe ser direccionada a las pymes con objetivos claros como enseñar a mantener niveles de liquidez adecuados para atender oportunamente las deudas, sin apartarse de adecuados índices de eficiencia operativa.

Lo anterior, permitirá lograr mayor inclusión financiera, con tasas que en verdad fomenten el crecimiento de las pymes en Colombia.

Óscar A. Guerrero Franco

Conferencista – Consultor

Tomado de:  https://www.portafolio.co/opinion/cual-debe-ser-la-tasa-interes-la-microempresa