Esto es apenas lógico, porque ninguna de ellas nacía de estudios serios, exhaustivos y debidamente actualizados. Eran fruto de especulaciones basadas en viejas teorías económicas que la vida ha demostrado no tienen mayor validez en el mundo real. La verdad es que la mayor deficiencia de Colombia ante el TLC no estaba ni está en la infraestructura física, sino en la infraestructura mental.

Aunque fueron muchas las sandeces que se prometieron con el TLC, pocas emulan la de que generaría 380.000 empleos en Colombia. En Estados Unidos, donde sí se ha estudiado seriamente el tema, se estima que por cada US$1.000 millones de exportaciones adicionales de bienes se crean 6.000 empleos nuevos, o 4.000, si estas son de servicios. Así, Colombia requeriría más de US$60.000 millones de exportaciones adicionales para generar esos famosos 380.000 empleos, cosa que obviamente no sucederá.
 

Lo cierto es que no ha habido aumento en el empleo. Al contrario, es clara su caída. Mientras en mayo del 2012 el Dane reportó un total de 20’807.000 personas ocupadas, en marzo del 2013 (10 meses después) la cifra era 20’416.000, es decir, 391.000 ocupados menos.

Si la tasa de desempleo pasó del 10,7 al 10,2 por ciento, fue porque supuestamente menos personas salieron a buscar empleo y no porque haya existido un crecimiento neto de puestos de trabajo. Por ramas de actividad, en el primer trimestre del 2013, comparado con el mismo periodo del 2012, hubo pérdida de empleo en construcción (-11,8%), industria manufacturera (-8,1%) y agro (-0,5%). Solo en la industria y el agro se perdieron 229 mil empleos en ese lapso. Apenas comercio, restaurantes, hoteles y actividades inmobiliarias crecieron algo en empleo.
 

Pero los efectos del equivocado manejo de nuestro comercio exterior se observan en otros campos. En materia de finanzas públicas, por ejemplo, el 2012 fue el año con menor recaudo por aranceles desde el 2005. Del 2011 al 2012, los recaudos por aranceles sobre importaciones cayeron $683 mil millones. Esto cuando, durante igual periodo, las importaciones crecieron en US$4.000 millones.
 

Ahora, para ser justos, hay que reconocer que si bien acá no se han cumplido las promesas de quienes estaban tan ansiosos de clavarles el TLC con EE. UU.

a los colombianos, allá también se han dado diferencias entre las cifras que había pronosticado su Gobierno y los resultados de este primer año de implementación. Así, mientras que la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU.

había previsto que con el TLC sus exportaciones aumentarían en unos US$1.100 millones anuales, en este primer año de vigencia el aumento fue de US$2.600 millones. Por el otro lado, mientras que estimaban un crecimiento de las nuestras de US$487 millones, estas realmente cayeron, excluyendo petróleo y minería, en US$229 millones. Y la caída en esas exportaciones, del 17%, en el primer trimestre del 2013 augura una mayor diferencia.
 

Pero no deben preocuparse los colombianos. Para que las cosas se arreglen, seguiremos firmando TLC como locos, incluyendo sendos con Japón y China, y pronto entrará en vigencia el de la Unión Europea. Y, para más tranquilidad, el que acabamos de firmar con Costa Rica, con seguridad nos sacará de pobres.

Tomado de:portafolio.co