Es cada vez más común encontrar personas que llegan a los 90 años, incluso con expectativas más altas de vida. Esta nueva realidad empieza a generar desafíos gigantescos en políticas públicas.

¿Qué hacer, por ejemplo, con quienes están en situación de dependencia originada por alguna limitación física o mental? O, ¿qué hacer con quien “trabajó” 40 años, pero solo aportó durante siete a la seguridad social y espera tener una pensión que garantice un ingreso por 25 o más años?

La antigua solución a la dependencia en la tercera edad eran los hijos. En una familia con siete hijos era probable que uno de ellos se hiciera cargo de sus padres. Sin embargo, hoy la realidad es distinta. El núcleo familiar está compuesto por máximo 2 hijos que enfrentan cargas financieras mayores y que tienen otras prioridades.

A pesar de que es inevitable envejecer, la preocupación por acceder a una pensión solo se hace evidente cuando se empieza a llegar al fin de la vida laboral. Según la encuesta de capacidades financieras del Banco Mundial, 41% de la población colombiana de menos de 60 años ha tomado previsiones para poder pagar la totalidad de sus gastos durante la vejez.

Por su parte, una encuesta de Planeación Nacional señala que los motivos para no cotizar a pensión son variados: la falta de plata (53%), la no afiliación de las empresas a sus trabajadores (21%), la desconfianza en los fondos de pensiones (10%) y los largos trámites (8%). De estos resultados se infiere que existen distintas limitaciones, pero en un orden específico: mercado laboral, pues 67% de los trabajadores son informales; educación financiera, y los excesivos trámites para aportar a la seguridad social.

Estos factores sumados hacen que la cobertura pensional actual sea apenas de 30%; es decir, que solo tres de cada diez personas en edad de retiro reciben mesada, situación que se agrava en el sector rural y en los empleados con menores niveles de educación.

Además, las mujeres están en desventaja frente a los hombres, porque pasan periodos de inactividad laboral debido a los embarazos y, según diferentes análisis, comparativamente tienen menores ingresos.

Esta situación no tiende a mejorar en el futuro. Un estudio de Hugo López y Francisco Lasso, del Banco de la República, señala que en los próximos 40 años solo podrá pensionarse 8,7% de los afiliados a Colpensiones y 11,1% de los que están en las AFP.

Necesidad de reformas

Pero si el problema de cobertura puede desatar una bomba social en los próximos años, la estructura actual del sistema público de pensiones genera grandes presiones sobre las finanzas del Estado.

Esto ocurre en momentos en que el Gobierno tiene una gran afugia fiscal por la caída en los precios de los commodities y tuvo que hacer una reforma tributaria en 2014, cuando apenas dos años antes había realizado otra, y en la actualidad la Misión Tributaria analiza desarrollar una tercera, en apenas seis años.

Algunas cifras revelan el tamaño del hueco pensional. El presupuesto de las pensiones en 2015, incluyendo las mesadas del Magisterio, Fuerzas Militares y otros regímenes especiales, suman cerca de $42 billones, que si se analiza en términos relativos, es un poco menos que todo el presupuesto de inversión ($49,4 billones) y cerca de 4% del PIB del país.

Dos hechos adicionales causan consternación: por un lado, estos recursos solo cubren a 30% de la población mayor y, por otro, este rubro supera ampliamente los gastos de funcionamiento proyectados en educación y defensa, $26,5 billones y $25,5 billones, respectivamente. Un sistema que gasta esos valores con niveles de cobertura y equidad tan bajos como los que tiene el régimen público debe ser reformado.

El problema más grave que enfrenta el sistema es la alta informalidad. Lo laboral y pensional tienen una relación estrecha. Por ello, el primer paso es definir un mecanismo de política pública, sea cual sea, que promueva definitivamente el empleo formal. Es sabido que un mercado laboral formal aumenta la productividad, mejora los salarios y trae beneficios en todos los niveles de la sociedad.

¿Qué pasa con el marco legal? Desde la expedición de la Ley 100 de 1993 compiten dos sistemas. Uno, el Régimen de Prima Media, sistema público administrado por Colpensiones (antes Seguro Social), y el otro, el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad, a cargo de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

Sin embargo, a juicio de varios expertos, es necesario impulsar una reforma pensional. Según Santiago Montenegro, presidente de Asofondos (gremio que agrupa las AFP), el marco legal del sistema pensional no ataca la baja cobertura y desalienta la competencia. Para él, la coexistencia genera dos conflictos. El primero: dos sistemas que deberían ser complementarios compiten de forma desigual al tener diferentes reglas de juego para acceder a la pensión. Y el segundo, que el sistema público es altamente regresivo, al favorecer a las personas de mayor ingreso.

Pero no son los únicos. Un tercer problema se origina por el desconocimiento y la mala asesoría que reciben los cotizantes, lo cual hace que estos tomen una decisión “irracional”, tal como califica el Ministerio de Hacienda a la mayoría de los traslados de régimen.

Los dos regímenes tienen un elemento en común: la pensión de invalidez y sobrevivencia que se otorga si el afiliado estaba cotizando y perdió más de 50% de su capacidad laboral o falleció dejando esposo (a) o hijos. Él mismo o sus beneficiarios pueden, bajo ciertas reglas de juego, recibir una pensión. Al respecto, un documento de Patricia Jaramillo, gerente de regulación de la AFP Protección, indica que algunas sentencias de las altas Cortes cambian el marco legal y ponen en aprietos la viabilidad financiera de la cobertura previsional expedida por privados.

El cambio en las reglas de juego por la vía judicial es un mal que atañe a toda la seguridad social. Por ello, David Bojanini, presidente del Grupo Sura, sugiere la creación de jueces especializados que presenten exámenes de certificación y que resuelvan estos complejos temas fallando en derecho.

¿AFP O Colpensiones?

Más allá de los problemas de presupuesto de la Nación y la discusión de política económica, la gran pregunta de los trabajadores es: ¿qué sistema me garantizará un mayor ingreso?

Por ahora, la mejor elección es cotizar a un fondo de pensiones hasta 10 años antes de la edad de retiro, ganarse los rendimientos financieros de esas inversiones y en ese momento ver si es un buen candidato para pasarse a Colpensiones. No todos se deberían trasladar. Aunque la mayoría de la población menor de 40 años se encuentra en una AFP, la regulación permite cambiarse de régimen cuando faltan 10 años para cumplir con la edad de retiro. Por Ley, las mujeres trabajarían hasta los 57 años y los hombres hasta los 62.

Hasta los 47 años (mujeres) o 52 años (hombres), se pueden cambiar de régimen y empieza la definición que depende de no perder el empleo y continuar con el mismo o un mejor nivel salarial.

Por eso, cuando le falten 11 años para la pensión, acérquese a Colpensiones o a su AFP, pida su historia laboral y pregunte sobre tres variables clave: el número de semanas cotizadas, la cantidad ahorrada (solo en la AFP) y su salario actual y el de los últimos 10 años.

Con esta información, tiene tres caminos a seguir, según un estudio reciente liderado por Jaime Cardona, director de regulación económica de la seguridad social del Ministerio de Hacienda. De acuerdo con este análisis, si 10 años antes de la edad de retiro usted tiene más de 836 semanas cotizadas (16,1 años), trabajará al menos 9 años más y su salario en los últimos años es superior a $1’030.960 (1,6 salarios mínimos mensuales legales vigentes – SMMLV–), siga ahorrando y ¡trasládese a Colpensiones! Si escoge este camino su pensión será mejor que la que podría obtener en una AFP.

Pero, según este mismo estudio, si 10 años antes de la edad de retiro usted tiene menos de 786 semanas cotizadas (15,1 años), independientemente del nivel de ingreso, quédese en su AFP y siga cotizando, al menos hasta llegar a las 1.150 semanas (22,11 años), tiempo mínimo para una pensión de salario mínimo provisto por el Fondo de Garantía de Pensión Mínima, el cual es un fondo que pondrá el dinero que a usted le hace falta para garantizar una pensión por este monto. Si usted elige seguir en Colpensiones, ha de tener claro que deberá hacer aportes hasta llegar a las 1.300 semanas (25 años).

Una conclusión adicional se desprende de este documento: si 10 años antes de la edad de retiro usted ha cotizado entre 786 y 836 semanas (15,1 años y 16,1 años, respectivamente), trabajará 10 años más y habrá ahorrado menos de $50 millones en su AFP, pásese a Colpensiones si su salario es igual o mayor a $1’030.960; si es menor que esa cifra, siga en la AFP.

Conviene recordar que las pensiones en prima media son subsidiadas e inequitativas. Es decir, la mayor parte de lo que usted va a recibir se lo está transfiriendo el Estado a través de los impuestos pagados por los colombianos y mientras su salario sea mayor, el subsidio también lo es. Estimaciones del Ministerio del Trabajo señalan que “aquel que cotiza sobre un SMMLV durante toda su vida recibe un subsidio del Estado por valor de $87 millones, mientras que quien cotiza sobre diez SMMLV recibe un subsidio de $428 millones”.

Fuentes consultadas por Dinero señalan que “estas son verdades conocidas por el Gobierno hace varios años: el régimen de prima media se quedó sin recursos desde 2003 (ver entrevista Colpensiones), subsidia más a quien tiene mayores ingresos y se ha sostenido gracias a los traslados, mal orientados, de régimen”.

Se espera que la Ley de Información Transparente, aprobada a finales de 2014, ponga fin a los traslados “irracionales” y les brinde una adecuada y oportuna asesoría a los afiliados.

¿Y entonces?

La complejidad del sistema pensional es cada vez mayor y los riesgos en cada uno de los modelos están latentes. Por el lado público, ningún país está exento de una profunda crisis económica que lo lleve incluso a una recesión que conduzca a una cesación o reducción de pagos de las obligaciones pensionales, tal como ha sucedido en países como Argentina.

Tampoco el sector privado está blindado. Si hipotéticamente el país entra en recesión, 40% de los portafolios de inversión de las AFP son bonos del Gobierno y un default del Estado tendría consecuencias sistémicas en la economía que llevarían a una reducción en el valor de mercado de las acciones.

Sin embargo, un mensaje debe quedar claro: pese a que los dos regímenes tienen fallas, la peor decisión que se puede tomar es dejar de hacer aportes pensionales. Si usted está en Colpensiones y llega al mínimo de semanas requerido, recibirá un subsidio importante del Estado y se pensionará; si está en una AFP y alcanza el mínimo de semanas, también asegurará un ingreso en la tercera edad.

No existe un régimen mejor que otro, la escogencia depende de apuestas, características y necesidades particulares. Colpensiones está lejos de ser lo que era el Seguro Social, da pasos para responder a tiempo las solicitudes de los colombianos y por organizar las historias laborales.

Por su parte, las AFP están desarrollando adecuadas estrategias de inversión, buscando generar un mayor rendimiento en los portafolios de los afiliados, tal como sucedió en el último año, cuando obtuvo rendimientos nominales de 10% en un escenario de desaceleración económica del país y de caída de los índices accionarios.

Pero una de las mayores preocupaciones es la postergación de decisiones clave frente a una reforma pensional. En 2014, Luis Eduardo Garzón, ministro del Trabajo, planteó la creación de una Comisión de Expertos para dar la discusión en 2015. Han pasado los meses y esta Comisión aún no se constituye; incluso, se conoció primero la conformación de la Misión Tributaria. También se recibieron las recomendaciones de reforma pensional de la Ocde, pero el debate no se ha profundizado más allá del informe inicial. De otra parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó para el Gobierno un estudio en el que plantea recomendaciones laborales y pensionales al país, cuya fecha de entrega era el pasado mes de febrero, y no ha sido socializado.

Hay elementos polémicos que se deben discutir. Por ejemplo, igualar la edad de retiro de hombres y mujeres a los 62 años, medida que beneficia enormemente a las mujeres. En Colpensiones le da cinco años más para llegar a las semanas requeridas, mientras que en una AFP le permite ganarse los rendimientos financieros y hace que su renta vitalicia sea más barata.

Acabar con la indexación de pensión mínima al salario mínimo es urgente para activar la opción de rentas vitalicias y reducirle costos fiscales al Estado.

Finalmente, garantizar la viabilidad financiera del régimen público es sano para esta y las próximas generaciones de colombianos, quienes evitaríamos más reformas tributarias que perpetúen las ineficiencias ya diagnosticadas. De otra parte, resolver las talanqueras del régimen privado es igual de importante, en todo caso no se debe olvidar que el objetivo del país debe ser facilitar los mecanismos para ensanchar la cobertura.

La pensión de Colpensiones

Si cotizó durante 1.300 semanas (26 años) o más y está en Colpensiones, luego de la revisión de su historia laboral le entregarán una fracción de su salario de los últimos diez años. Si tiene menos de esas semanas, así haya cotizado en promedio durante su vida laboral sobre un salario –sea cual sea–, y esté cerca del mínimo de semanas requerido, tendrá que escoger entre trabajar y cotizar el tiempo que le haga falta o recibir una indemnización sustitutiva de la entidad estatal.

El gran castigo de la indemnización sustitutiva es que el valor que se regresa al afiliado es ajustado solo por la inflación y no incluye ningún tipo de rendimiento financiero; esto significa que el Gobierno administró sus recursos y obtuvo rendimientos sobre ellos, pero no llegarán a usted.

Colpensiones sigue desfinanciado

Mauricio Olivera, presidente de Colpensiones, presenta un balance de la entidad, que está desarrollando estrategias para aumentar la cobertura pensional del país y llegar a los trabajadores informales.

¿En qué está en este momento Colpensiones?

Colpensiones fue una entidad creada no solo para reemplazar al Seguro Social, sino para ir mucho más allá en este sentido: en Colombia existen 21 millones de trabajadores, de los cuales 14 millones no están ahorrando para su vejez y de los 7 millones que están cotizando solo 10%, según estimaciones de Asofondos, tendría una pensión.

¿Qué se está haciendo para atacar este problema?

Estamos impulsando algunos esquemas creados por la Ley, como por ejemplo la posibilidad de realizar cotizaciones por semanas y la pensión familiar.

Otro tema, quizá el más importante en el que estamos trabajando, es en el aumento de la cobertura. Por ello, creamos los Beneficios Económicos Periódicos (BEPS), que en términos sencillos es “ahorre lo que pueda cuando pueda”. Para ser vinculado a BEPS usted necesita un solo requisito: pertenecer al Sisben 1, 2 o 3. Al final de la vida, BEPS genera una renta vitalicia. En otras palabras, esta es una alternativa frente al sistema pensional que busca asegurar un ingreso en la tercera edad a los más pobres.

¿Cómo motivan a los colombianos para que “ahorren cuando puedan”?

Esa es la mejor parte de la historia. El Estado da incentivos adicionales, uno de ellos es un aporte adicional de 20% sobre lo que la persona esté ahorrando para la vejez, adicionalmente a estas personas se les da un microseguro de vida y riesgos laborales, cuyo objetivo es asegurar a los colombianos que están en el sector informal. Cabe recordar que este esquema es vigilado por la Superintendencia Financiera.

¿Las aseguradoras le están jalando a este negocio?

En este caso no haría una afirmación estática; sí, una dinámica. Me explico: en este momento trabajamos solo con Positiva, la compañía de seguros de vida estatal. Pero nos estamos acercando a las otras aseguradoras para que ingresen en la medida en que tengamos un número mayor de afiliados a este esquema.

¿Si una persona cotiza en un fondo de pensiones no puede participar en BEPS?

¡Claro que puede!, es bueno recordar que el mercado laboral es cada vez más volátil, una persona de 45 años que pierde su empleo formal pasa, por ejemplo, a manejar un taxi y es de Sisben 1, 2 o 3; puede ahorrar en BEPS. Al final de su vida laboral el afiliado puede adquirir una renta vitalicia con una aseguradora o comprar una vivienda.

¿Qué más hacemos para promover el ahorro para la vejez?

La clave es hacerle comprender al grueso de la población que la historia laboral es como una cuenta de ahorros, así como usted revisa su cuenta de ahorros, debe hacerles seguimiento a los aportes que esté realizando a la seguridad social. Las personas revisan su historia laboral un año antes de pensionarse, cuando es difícil hacer reclamos por pagos no realizados 30 años atrás.

¿Qué está haciendo Colpensiones para reconocer la pensión en los tiempos adecuados?

Mientras más clara está una historia laboral, más rápido es el reconocimiento por parte de nuestra entidad. Por ello, invitamos a nuestros afiliados a hacer seguimiento constante en nuestra página web. Esta organización está edificada a partir de la tecnología. El Seguro Social, con 3.800 empleados en su mejor año resolvía 250.000 solicitudes; Colpensiones, con 2.400 empleados, en 2 años y 3 meses les ha definido la situación pensional a más de un millón de personas.

¿Esto quiere decir que las historias laborales de hace 40 años están organizadas?

Todavía estamos en proceso de depuración. Ya hemos corregido más de 1’800.000 historias laborales con el acompañamiento de la Superintendencia Financiera. Sin embargo, en algunos casos es necesario revisar la historia directamente con el ciudadano.

¿Y en qué están en este momento?

Colpensiones ha recibido 1’110.000 solicitudes entre lo que tenía el ISS y lo que nos han radicado, de esas tenemos pendientes 60.000 solicitudes, que en 90% de los casos fueron presentados el año pasado.

Según un estudio del Ministerio de Hacienda, 50% del dinero que paga Colpensiones se origina por los traslados de una AFP a su entidad. ¿Cuál es la viabilidad financiera de Colpensiones dada esa realidad?

El estudio no lo conozco, pero esa es la cifra. El régimen de prima media (Colpensiones) está desfinanciado desde 2003-2004. Por eso, tal como ya lo dijo el presidente Santos, es necesario pensar en una reforma pensional. Para esto debe haber una decisión de la sociedad que piense en cómo financiar el sistema y solucione problemas de cobertura y equidad.

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La pensión de las AFP

Si está en una AFP, hizo aportes por menos de 1.150 semanas y el capital no le alcanza para adquirir una renta vitalicia de salario mínimo (un flujo de ingreso que hace las veces de pensión), tendrá derecho a la devolución de saldos, que será igual al valor de los aportes más los rendimientos financieros del periodo para el que hizo el ahorro, los cuales son superiores a la inflación en periodos largos.

Si realizó aportes durante 1.150 semanas o más, recibirá al menos una pensión de salario mínimo, bien sea mediante una renta vitalicia de una aseguradora o un retiro programado de una AFP. Estas alternativas también tienen sus limitaciones.

Según Miguel Largacha, presidente de Porvenir, las aseguradoras no están expidiendo rentas vitalicias. ¿Por qué? Para David Bojanini, del Grupo Sura, esto se debe a que las pensiones están indexadas al salario mínimo y no hay alternativas de inversión de más de 30 años que mitiguen estos riesgos. En una renta vitalicia, la compañía de seguros invierte los recursos de los afiliados y se compromete a entregar un ingreso hasta que la persona y su esposo (a) fallezcan o los hijos cumplan 25 años.

El nivel de ingreso y la informalidad de los colombianos hacen que la mayoría de los pensionados reciba solo un salario mínimo, porque por Ley no existen pensiones inferiores a este valor. El problema es que el salario mínimo se ajusta año a año por inflación y productividad a la que se suma una negociación política. En un año el salario mínimo puede crecer 8%, mientras los rendimientos financieros son de 5%.

Esta incertidumbre hace que la renta vitalicia sea costosa. Para un hombre de 62 años y una mujer de 57, ambos solteros, el valor de una pensión mínima es de $130 millones y de $164 millones, respectivamente. ¿Por qué es más costosa la renta de la mujer? Porque tiene una expectativa de vida mayor y se retira cinco años antes del mercado laboral. Esto quiere decir que disfrutaría por más tiempo la pensión.

Para solucionar los obstáculos de este mercado, el Gobierno expidió un Decreto que transfiere el costo del incremento salarial, por encima del promedio de la productividad, al Estado. Sin embargo, según Christian Mora, director de Seguridad Social de Fasecolda, “esta disposición por sí sola es insuficiente, pues se requiere además revisar las tablas de mortalidad (las personas están viviendo más años) y que el mercado de capitales se desarrolle dando los instrumentos en términos de plazo y rentabilidad que necesitan las aseguradoras”.

Como la opción de rentas vitalicias aún no despega, el retiro programado –modalidad en que la AFP paga mensualmente la pensión– se debería recalcular cada año, generando incertidumbre para las AFP y el pensionado. Sin embargo, de acuerdo con algunas fuentes consultadas, “para que esta opción sea válida técnicamente se deberían hacer ajustes de esos montos, porque existe el riesgo de que los recursos de la persona se acaben. El problema es que las Cortes le han cerrado la puerta a esa posibilidad, poniendo en apuros la sostenibilidad de las AFP”. De otra parte, a diferencia de la renta vitalicia, en el caso de retiro programado, si el pensionado fallece, el saldo existente en la AFP puede ser heredado por sus familiares.

tomado de:https://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/articulo/como-pensionarse-colombia/207640