El gasto ordinario de los colombianos cada día se financia a más largo plazo, y prueba de esto es que hasta finales del 2013 la mayoría de préstamos de consumo que las personas solicitaron a la banca, el 40,5 por ciento, se pagarán a más de cinco años, mientras que en el 2005, solo el 8,4 por ciento estaba pactado a ese término.

 

El año pasado también se decidió que otra parte importante de esos mismos créditos, el 39,9 por ciento, se pagaría entre tres y cinco años, lo que eleva a cerca del 80 por ciento la concentración de los préstamos de consumo, diferentes a tarjetas de crédito, que se cancelarán a un mayor plazo, cuando en el 2005 esto apenas llegó al 52 por ciento, según estadísticas del sistema financiero.

 

Aunque esto, a simple vista, no tendría mayor problema, el Banco de la República sí advierte que, con esta tendencia, las entidades financieras quedan expuestas a un mayor riesgo, en la medida en que, en cualquier momento, la situación económica del país y de los deudores puede cambiar afectando la calidad de la cartera.

 

Daniel Castellanos, vicepresidente de la Asociación Bancaria (Asobancaria), señala que ha sido un aumento moderado en medio de una menor dinámica del crédito de consumo, que creció muy rápido en el 2012 pero que se frenó el año pasado.

 

En la misma dirección se pronunció Gerardo Hernández, superintendente financiero, quien dijo que si bien los hogares han aumentado de alguna forma sus créditos (de consumo) y los plazos, hay que destacar que esos préstamos se están utilizando hoy para muchas más actividades que antes se financiaban solo con microcrédito. Ya no son exclusivos para gasto ordinario.

 

“Hay un crecimiento marginal en los plazos; se le está haciendo seguimiento a este fenómeno, pero estamos esperando a mirar lo sucedido en diciembre para ver si la situación es preocupante y amerita la adopción de medidas adicionales”, precisó el funcionario.

 

Lo que tranquiliza a las autoridades es que esta situación se da en momentos en que el crecimiento de la cartera de consumo está en niveles sostenibles. Hasta noviembre del 2013 era del 10,1 por ciento real anual, cuando un año atrás rondaba el 15 por ciento, descontada la inflación.

 

A su vez, las deudas ‘colgadas’ en consumo solo aumentaron 6,54 por ciento real para el mismo mes, mientras que en noviembre del 2012 su ritmo era del 24,6 por ciento, lo que en opinión de Hernández denota una mejora sustancial en la calidad de estos préstamos.

 

Compras de diciembre

 

Aunque el superintendente financiero dice que habrá que esperar los resultados de diciembre, mes en el que por lo general el consumo de los hogares se dispara debido a una mayor disponibilidad de recursos para gastar, hay quienes consideran que es poco lo que este mes puede aportar a esa tendencia, pues el nivel de endeudamiento es bajo ya que buena parte de los recursos que las personas destinan para sus gastos de temporada vienen de la liquidación del sueldo, primas, bonos de fin de año y vacaciones, entre otras fuentes.

 

Según Raddar Consumer Knowledge Group, si bien en diciembre pasado las compras de los hogares colombianos superaron en 6 billones de pesos a las de igual mes del 2012, esto no significó una mayor carga financiera para las familias, que destinaron una menor parte de sus ingresos (11,59 por ciento) al pago de sus deudas, menos que en diciembre del 2012, cuando esa cuota fue del 12,07 por ciento.

 

Daniel Castellanos asegura que el aumento de los plazos de las deudas de consumo es marginal y no reviste mayor preocupación para la banca, en la medida en que se cuenta con unas entidades sólidas y con buena capacidad de maniobra para compensar, por el lado del pasivo, este tipo de situaciones.

 

A su vez, en el Banco de la República dicen que es importante resaltar que el ritmo al que vienen creciendo los plazos de esta cartera es inferior al observado en años anteriores (4,5 por ciento en 2012 y 2,7 proyectado para 2013).

 

¿Qué sucede con las tarjetas de crédito?

 

El fenómeno de los mayores plazos para pagar los préstamos de consumo también toca a las tarjetas de crédito, aunque en menor proporción, en parte porque, a diferencia de las otras modalidades de consumo, el tema de las tasas de interés allí pesa más.

 

Mientras a finales del 2005, cuando solo un 20,8 por ciento de las compras con el ‘plástico’ se pagaban en una sola cuota (mes), hoy esa participación alcanza el 24,7 por ciento, lo que para la banca es un buen indicador de que la gente cada vez utiliza más la tarjeta como medio de pago y no como instrumento de financiación.

 

Sin embargo, también hay un incremento importante en los pagos a más de 18 meses, que pasaron de 15 a cerca del 21 por ciento en el mismo periodo. Las cifras del sistema indican, no obstante, que la mayoría de tarjetahabientes prefieren no extender el pago de sus tarjetas más allá de los 12 meses. Hoy, el 52,3 por ciento de dichos pagos están pactados a plazos de entre dos y 12 meses.

 

Esto se debe en parte a que a los consumos con tarjetas se les aplica una de las mayores tasas del mercado, cerca del 29 por ciento, razón por la cual las personas evitan diferir los pagos a plazos muy largos. La tendencia, según la banca, es que se reduzcan, como ocurre en otros países.


REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS

 

Tomado de: portafolio.co