El presidente de Compensar y de la junta directiva de Asocajas (gremio de las cajas, que inició ayer su congreso anual en Cartagena), Néstor Rodríguez, señala que esos recursos se distribuyen de acuerdo con lo ordenado por la ley y favorecen a los afiliados de menores ingresos y a los sectores más vulnerables de la comunidad.

¿Cómo es esa distribución?

Para el fondo de vivienda de interés social, son alrededor de 500.000 millones de pesos, y en su totalidad van a personas que ganan menos de cuatro salarios mínimos.

Para el subsidio monetario se destinan entre 1,3 y 1,4 billones de pesos, y están dirigidos a quienes ganan un máximo de cuatro salarios mínimos; hay que anotar que el 70 por ciento devenga menos de dos mínimos y un 20 por ciento entre dos y cuatro salarios mínimos.

¿Y el resto?

En los programas que no son para los trabajadores, sino para la comunidad no afiliada muy pobre (hogares infantiles, salud subsidiada y fondo de protección al desempleado), se invertirá cerca de un billón de pesos.

En educación, recreación y cultura nos gastaremos más o menos 700.000 millones de pesos.

Todo eso suma alrededor de 3,5 billones de pesos; el resto es para la reserva legal, el sostenimiento de la Superintendencia de Subsidio Familiar y la administración, que por ley no puede pasar de ocho puntos.

¿No hay discrecionalidad?

La discrecionalidad consiste en cómo cada caja prioriza sus servicios.

En Compensar le hemos dado prioridad a la recreación urbana porque nos parece que es de mucha más cobertura.

A los centros recreativos nuestros en Bogotá entran cerca de dos millones y medio de personas al año.

Le hemos dado mucha fuerza al crédito popular: este año debemos otorgar 200.000 millones de pesos en crédito, focalizados en un 80 por ciento en quienes ganan menos de dos salarios mínimos. También focalizamos en educación técnica y tecnológica.

La propuesta de dejar a las cajas sin ese aporte del cuatro por ciento no quedó incluida en el proyecto de reforma tributaria…

Tengo que decir que ni estamos contentos de que nos hayan sacado ni fue que nos salvamos.

El asunto es cuáles de estas actividades, que son subsidios y gastos, se van a mantener; debe discutirse cuál es el impacto económico y social si se desmonta ese aporte, quién va a desarrollar estas acciones dirigidas claramente a los afiliados y no afiliados de menores ingresos.

Ahí puede haber un debate sobre cuánta plata es y para qué se usa.

LOS RECURSOS ESTÁN SIENDO BIEN INVERTIDOS

¿Los empresarios, que son los que aportan el cuatro por ciento, saben cuál es destino de estos recursos?

Hay que hacer una labor de información, que ya empezó, con la gente y los empresarios, porque estos tienen que saber que gracias a su aporte, en el caso de Compensar, en Bogotá tenemos 22 hogares infantiles atendiendo a niños del Sisbén cero y uno, 17 centros de salud que están distribuidos por toda la ciudad; que parte de sus empleados reciben subsidios de vivienda y monetarios.

Una familia típica en la que solo trabaje uno de los cónyuges, gane dos salarios mínimo y tenga dos hijos, recibe un promedio mensual de 45.000 pesos de subsidio, que para esa familia son parte del ingreso y puede significarle entre el 5 y el 12 por ciento. Eso no se le puede quitar de un día para otro, habría que compensarlo.

Tomado de: Portafolio.co