Y es que a pesar de que han surgido algunas cooperativas de forma no original al modelo, es decir empresas que han usado la forma sin serlo y que han maltratado el modelo, actualmente existen cerca de 6.500 cooperativas haciendo importantes aportes a la economía y la sociedad nacional.

Así lo explica el presidente ejecutivo de la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop), Darío Castillo Sandoval, al asegurar que no en vano “este es un sector que en el último año ha generado 512.834 puestos de trabajo, sobre todo trabajo digno y formal, sumando los empleos directos que genera el cooperativismo y las cooperativas de trabajo”, es decir, “las que perduraron después del decreto 2025 y que han sabido hacer uso correcto de la forma cooperativa”.

Es así que se consideran un sector económico que se ha ido adaptando a las nuevas reglas del mercado, “y que ha permanecido a pesar de que no ha sido objeto de una política pública coherente que reconozca el modelo cooperativo y la necesidad de una mejor supervisión”.

Mercado
Este crecimiento, insistió Castillo, se ve reflejado en un total de 5.9 millones de asociados, cuyo aporte representa el 4,9% del PIB nominal nacional, con unos ingresos anuales que ascienden a los 15.200 millones de dólares.

“Particularmente hay que resaltar el rol que ha tenido el cooperativismo de ahorro y crédito en materia de inclusión financiera, el que ha hecho la labor justamente de llegar a la base de la pirámide desde hace muchos años y que por eso está sumando casi 4 millones 500 mil colombianos copropietarios de ese tipo de cooperativas”, explicó refiriéndose a las cifras oficiales de las cooperativas que reportan a la Superintendencia de la Economía Solidaria.

En su consideración, 1 de cada 4 colombianos se beneficia de un modelo cooperativo que tiene presencia en más de 900 municipios del país, aportando a todos los sectores económicos de los cuales se puede resaltar el cooperativismo agropecuario anclado en los territorios rurales, afirmó el presidente de Confecoop.

Sumadas estas cifras, el cooperativismo se ha convertido en la medida más fuerte que tiene el Gobierno para “distribuir la riqueza, generar bienes públicos, y eso conecta con el tema del régimen tributario especial que tienen las cooperativas que no es una dádiva, es que estamos justamente donde el Gobierno a veces no llega, donde los bancos no han llegado, para generar inclusión financiera”.

Cabe resaltar que el voto de cada asociado (co-propietario) es igual, independientemente del dinero que aporte al interior de la Cooperativa, sin embargo, cobra especial importancia la participación, el uso de los servicios y el cumplimiento de las reglas de juego.

Necesidades
Castillo recordó que este será uno de los temas a tratar durante la III Cumbre Cooperativa de las Américas, ‘Por una integración que genere un cambio social. Jornada que se llevará a cabo del 4 al 7 de noviembre en Cartagena, convocando a 1.500 cooperativistas de Colombia, América y Europa.

Justamente, a principios de año EL NUEVO SIGLO conoció que con el fin de reforzar la labor de la Superintendencia de Economía Solidaria y hacerle frente al aumento de cooperativas falsas de aporte y crédito en el país, la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop) hizo un llamado de atención.

Castillo explicó en su momento que la intención era que se fortaleciera la supervisión de la economía solidaria “con base en nuestra naturaleza, y para ello necesitamos que se dote a la Superintendencia de Economía Solidaria en recursos y gente”.

Según sus cuentas, en los reportes de los balances de la Superintendencia existen 44 mil millones de pesos por cuotas de contribución, las cuales han hecho las cooperativas a la Superintendencia. “Este dinero está invertido en bonos del tesoro, es decir que el cooperativismo colombiano ha estado financiando al gobierno, y sin embargo no sentimos que se haya reinvertido ese dinero que es por contribución parafiscal en nuestro sector”, dijo.

Dicha alerta se debe a que el gremio tiene conocimiento de falsas cooperativas que ofrecen crédito de manera ágil y sin muchos requisitos para pensionados, maestros y empleados públicos. Allí, las personas no son asociados sino simplemente clientes de un crédito, y “la gestión se hace con fines de lucro particular”.

Además, “el origen de los recursos no son los asociados sino terceros inversionistas, y pueden darse cobros de tasas de interés de usura”.

Entre otras cosas, pueden cobrarse servicios a los supuestos asociados que éstos nunca toman, estas entidades “pueden estar incurriendo en captación masiva de recursos sin autorización”,  y las pagadurías otorgan los denominados “códigos de descuento” de una manera totalmente discrecional.

Confecoop también pidió un espacio ante el Ejecutivo para definir la nueva reglamentación para el sector y “que hagamos un diálogo entre gobierno y gremio para diseñar entre ambas partes, en un modelo idóneo en supervisión que permita ir delante de posibles riesgos”.

La idea es proteger a los ciudadanos de falsas cooperativas “que enlodan nuestro buen nombre”.

Por ello, solicitaron que se haga un modelo de supervisión acorde a la realidad de la propuesta cooperativa, que se fortalezca la supervisión y otras superintendencias que tengan a cargo otras figuras de cooperativas.

tomado de:https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/10-2014-cooperativas-motor-en-la-generaci%C3%B3n-de-empleo.html