“Es un referente que merece atención por ser personas con fuentes contables y documentales, que tienen más contacto con la realidad”, asegura Felipe Cárdenas, director del grupo Sociopolítica, Ambiente y Análisis Cultural de la Universidad de la Sabana.
 

No es coincidencia entonces que el jefe de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), Juan Ricardo Ortega, y la presidenta de Proexport, María Claudia Lacouture, sean los funcionarios mejores calificados en el último sondeo hecho por LR a 210 miembros de la  industria. Ortega obtuvo un promedio de 4 y Lacouture, 3,8.
 

Ambos son clave en el plan comercial bandera de la Casa de Nariño: atraer la mayor inversión extranjera posible con los Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y la Unión Europea, y las propuestas para firmar uno con Corea del Sur y otro con Japón. De hecho, en los últimos dos años ingresó dinero al país como nunca antes:  US$13.404 millones en 2011 y US$15.823 millones en 2012, según Proexport. Y a septiembre anterior, iban US$12.677 millones.
 

“No me sorprende que Ortega se destaque. Los exportadores e inversionistas tienen constante relación con el tema aduanero y fiscal”, explica Jorge Iván Cuervo, analista de políticas públicas del Externado. 
 

Mantienen las críticas
Tres de las dependencias que mantienen un puntaje irregular son Agricultura, que  comenzó en cabeza de Juan Camilo Restrepo y ahora es manejado por Rubén Darío Lizarralde; Educación, en manos de María Fernanda Campo, y Justicia, liderado desde hace tres meses por Alfonso Gómez Méndez, tras Juan Carlos Esguerra y Ruth Stella Correa. 
 

Sobre las carteras de Campo y Gómez todavía pesan dos de los mayores fracasos del gobierno Santos: las fallidas Reforma a la Educación y Reforma a la Justicia. En el caso de Lizarralde, su nombramiento fue cuestionado por la oposición y en noviembre presentó el proyecto de Ley de Baldíos, retirado a las 24 horas por el propio Jefe de Estado. El motivo: su trámite no se habría consultado. 
 

“Ha sido un problema de organización y liderazgo. Un hueco entre lo que se quiere hacer y se hace. Con ese gabinete u otro, los resultados hubieran sido iguales por el estilo del Gobierno”, dice Carlos Caballero Argáez, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.
 

La percepción de los empresarios contrasta igualmente con los indicadores macro del país. Además de las históricas cifras de inversión extranjera, la tasa de desempleo alcanzó la meta de Santos de un dígito y hoy es de 7,8%. Y la inflación ha mantenido en 2013 sus niveles más bajos, alcanzando al 30 de noviembre 1,76%.
 

Cuervo atribuye la disparidad a que no se palpan dichos logros en la práctica. El margen de frustración resulta de las expectativas creadas y la realidad, como los dos paros agrarios que hubo este año y que son consecuencia de un desbalance. En su opinión, la visión de país de los empresarios es igual a la que manejan a diario. 
 

“Ellos proyectan a Colombia como una empresa. Son una junta directiva que nombra a un gran gerente, y si este no da resultados en el corto plazo, la percepción es mala”, dice. 
 

Para el analista, la calificación personal de 3,5 que recibe Santos a dos semanas de que comience la recta final de su cuatrienio es a la vez muestra de que se apresuró. Anuncios como el momento de que construir a Colombia en un posconflicto, por ejemplo, mostraron unas intenciones de gran alcance y, por consiguiente, los efectos deben ser de igual tamaño. 
 

“La percepción del empresario indica que el funcionamiento económico es una suma de factores. Y si las estrategias estatales no funcionan con ellos, ahora imaginemos cómo será con los campesinos e indígenas”, concluye Cárdenas.
 

Proyectos y reformas sin ambiente
Carlos Caballero Argáez, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes, considera que la administración de Juan Manuel Santos ha carecido de impulso para fortalecer la educación, la justicia y la infraestructura. “Ha habido un problema grande en cuanto a ejecución e ingenio”. 
 

Al respecto, Jorge Iván Cuervo cree que el Gobierno tiene una visión demasiado instrumental para sacar proyectos adelante. “Primero los sacan y después tienen que negociar, reformar los contenidos y los terminan retirando. Se ve una improvisación. Entonces estamos hablando de iniciativas, no de políticas”.

tomado de:larepublica.co