En el contexto de apertura comercial al que Colombia le viene apostando en los últimos años, para impulsar el desarrollo, las empresas colombianas enfrentan una serie de desafíos para adaptase a las exigencias del comercio y los negocios internacionales.
Con respecto a los negocios transnacionales, una de las complicaciones más recurrentes está en poder hablar el mismo idioma, no solo en el lenguaje sino también en la forma como se elaboran los informes contables empresariales.
Sin duda, una compañía internacional que esté interesada en hacer negocios con una de Colombia requerirá conocer la situación financiera de esta para evaluar su inversión. Es aquí donde empiezan las dificultades.
Actualmente, la normatividad contable que rige en Colombia es distante de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) y de las Normas Internacionales Financieras (NIF), lo que puede llegar a entorpecer los procesos de integración con el exterior.
Esto significa que cualquier empresa que hoy esté instalada en Colombia debe elaborar dos informes distintos; uno para entregar al gobierno nacional y otro para el contexto internacional, lo cual implica un trabajo adicional que puede generar confusiones en la compañía.
Ante esto, el país ya tomó medidas y, en función de los TLC y la relación con los servicios financieros, la Ley 1314 de 2009 obligará a partir del 2013, a llevar contabilidades según los estándares internacionales NIC y NIF.
Según Alberto Muñoz, profesor de la Escuela de Negocios de Uninorte, esto implica cambios en la forma de llevar los libros, en los principios contables y en los informes que se generan.
"El rol del contador en el país cambiará de ser un simple tenedor de libros o historiador de la actividad financiera, a ser un gestor contable que no solamente registra sino que debe tener las competencias suficientes para analizar esos datos y emitir informes mucho más profundos y detallados sobre la realidad financiera y económica de la empresa", dice Muñoz.
Bajo la nueva normatividad, aspectos como la investigación y el desarrollo, por ejemplo, cambiarán de una visión que los incluye como gastos a una visión capitalizable.
Es decir, aparecerán como activos dentro de la empresa.
UN CAMBIO NECESARIO
Todo gran cambio trae impactos que hay que prever, por eso Colombia lleva cuatro años preparando a las empresas para que se adapten, pero al entrar en vigencia la norma, lo más probable es que no todas estén listas para hacer esa transformación.
De entrada, será un desafío para las empresas nacionales.
"A diferencia de cuando se establecieron los ajustes por inflación -que era una moda-, esto no tiene reversa.
Es la única manera de hacer negociaciones, de conseguir inversionistas internacionales; y para hacerlo se necesitan contadores preparados desde la óptica internacional de la profesión", comenta Muñoz.
Si bien el país inició un proceso de apertura económica desde 1991, llama la atención que solo hasta ahora se tomen medidas para adecuar la normatividad contable.
Somos muy reactivos, basamos nuestros sistemas de gestión en administrar crisis, por lo que se toman las decisiones hasta último momento, cuando ya se convierten en exigencias obligatorias.
RETOS PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Las competencias que ahora requieren los profesionales de la contaduría demandan que los centros de educación superior reestructuren sus programas de Contaduría Pública, porque hoy en Colombia se forman contadores para trabajar localmente y, ante la coyuntura que se viene, las empresas están preparando a sus contadores con seminarios, diplomados y certificaciones internacionales.
Hay escasez de profesionales con el perfil indicado: que sea bilingüe, un gestor contable y que tenga la capacidad de administrar y manejar normas internacionales de contabilidad y financieras.
Alberto Muñoz, coordinador del nuevo programa de Contaduría Pública de la Escuela de Negocios de Uninorte, considera que esto llevará a formar profesionales internacionales que puedan desempeñarse en cualquier parte del mundo.
"Los contadores ahora serán profesionales de éxito, mostrando que son importantes en la empresa y dejarán de tener un papel pasivo, porque tendrán mucha más responsabilidad", dice.
Y es que en las compañías se están dando cuenta de que esa visión cortoplacista del contador, que hace el informe que exige el Estado, es incompleta y costosa.
Mientras que un gestor contable es capaz de dar informes que aporten a la toma de decisiones.
Tomado de: Portafolio.co