De Computationis Jure Opiniones
Número 1237, marzo 23 de 2015

Sobre todo las universidades deberían analizar a fondo los motivos de los defectos, para adoptar acciones educativas que los enfrenten.

 

En estos días se han multiplicado los comentarios en torno al tercer informe del International Forum of Independent Audit Regulators (IFIAR). Como se sabe, según este documento las áreas de mayores tachas tienen que ver con la evaluación del control interno, las mediciones a valor razonable y el reconocimiento de ingresos. La cuestión es ¿Qué ocasiona estas imperfecciones en los trabajos de auditoría?

 

Según Janine van Diggelen, el origen de esas situaciones radica en insuficiente supervisión, limitaciones de tiempo y recursos, bajo escepticismo profesional y pobre conocimiento de contabilidad y auditoría.

 

Hay ocasiones en las cuales los “socios” de auditoría están muy recargados y tienen poco tiempo para supervisar cada trabajo. Y hay “socios” trabajadores flojos que se esfuerzan poco. En uno y otro caso el “gerente” o “asistente pesado” se queda sin supervisión.

 

La estrechez de los ingresos y/o las ansias de rentabilidad generan muchas limitaciones de tiempo y recursos. Es un secreto a voces que los “asistentes” deben trabajar mucho más que la jornada legal. Se conocen casos en los que el alcance de las pruebas se reduce para disminuir el consumo de recursos. El uso de expertos es bajo.

 

A todos los estudiantes se les habla del escepticismo profesional, pero el entrenamiento en esta actitud es prácticamente inexistente. No desarrollamos en ellos eso que coloquialmente denominamos “malicia indígena”. Muchos auditores se deslumbran con el discurso de los administradores, algunos de los cuales gozan de gran prestigio. En más de una ocasión los auditores caen en la trampa de la información insuficiente.

 

Gran cantidad de firmas basa sus servicios en el desempeño de estudiantes o recién egresados. Es evidente que unos y otros tienen mucho por aprender, sobre todo tratándose de industrias reguladas, como el sector financiero, el asegurador o el de salud. Además el conocimiento de las actividades económicas, como el transporte aéreo o los servicios de telecomunicaciones, brilla por su ausencia. Los asistentes terminan por aprender mientras trabajan. Consecuencialmente son débiles en asuntos concretos de contabilidad y auditoría.

 

La observancia de la Norma internacional de control  de calidad 1Control de calidad en las firmas de auditoría que realizan auditorías y revisiones de estados financieros, así como otros encargos que proporcionan un grado seguridad y servicios relacionados– debería ayudarnos a superar nuestras deficiencias.

Hernando Bermúdez Gómez

Pontificia Universidad Javeriana 
De Computationis Jure Opiniones
Número 1237, marzo 23 de 2015