Los grandes empresarios le ofrecieron al presidente Juan Manuel Santos aceptar el desmonte de las exenciones tributarias para la reinversión de utilidades en activos fijos,
las cuales les había concedido con largueza el gobierno anterior, con el fin de crear unos empleos que no existieron o se destruyeron, por culpa, en parte, de una tasa de cambio no competitiva.

Se espera que esta ejemplar renuncia de los empresarios le permita al Gobierno de Santos disponer de no menos de 3,5 billones de pesos para procurarles el primer empleo a unos 2,5 millones de jóvenes y para formalizar otro medio millón de empleos.

Se coincide con el experto Hugo López, en que para crear los dos millones y medio de nuevos empleos prometidos por Santos en cuatro años, se requiere crear 625.000 por año, cuando entre 2002 y 2007, con crecimientos del PIB sobre el 5 por ciento por año, tan sólo se emplearon 290.000 personas nuevas por año. Observo, además, que la ley 789 de 2.002 les perdonó sobre este lapso los parafiscales a las empresas con el modesto impacto anotado. A la par con dicho plan, ya deberían todas nuestras autoridades – monetarias, militares, judiciales y legislativas- estar apretando clavijas con el fin de diseñar un plan integral para crear empleos apoyados en una devaluación prudente del peso y en mayores controles sobre los capitales del narcotráfico, prerrequisitos y complementos éstos del incierto plan esbozado.

Para nadie es un secreto que la recuperación económica en los Estados Unidos se ha debilitado por culpa casi exclusiva del inusitado desempleo. Sucede que el desempleo ocasiona el no pago de las hipotecas, y sin empleo, nadie se atreve a comprar viviendas usadas, ni nuevas y reducen hasta los alimentos. El presidente Obama no ha logrado reactivar su economía y propiciar un dólar débil para elevar sus exportaciones le figura como una herramienta clave contra tan evidente obstáculo. Ojalá no interfiera esto aún más con nuestros sueños. Algunos autorizados economistas e inversionistas advierten claramente sobre la posibilidad de convivir con un dólar débil por algunos años más. El economista jefe de Standard & Poor afirmó recientemente: “Creo que aún existe una posibilidad realista de que EE.UU. ingrese en un ciclo de estancamiento de 10 a 20 años, a la manera de Japón”. Nouriel Roubini, quien predijo la crisis de 2008 dijo:

“El dólar va a permanecer débil durante de los próximos tres años y la probabilidad de una recaída de la economía es del 40 por ciento”. Robert B. Zoellick, presidente del Banco Mundial advirtió: “Salvo retornar a la senda del crecimiento, casi nada pueden hacer los EE.UU. para evitar el naufragio del dólar”. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, señaló: “El dólar continuará cayendo mientras persista el déficit comercial estadounidense”. Nuestras autoridades monetarias no parecen figurar en esta lista.

Por ello insisto en que el panorama para la creación privada de nuevos empleos no es nada claro como consecuencia de la persistente revaluación del peso, así como de la incertidumbre en las fuentes de financiación de los gastos del Gobierno, incluso sin la aprobación de leyes imposibles de financiar como las de Reparación de Víctimas y Devolución de Tierras. Las buenas intenciones no bastan para crear empleos.

Tomado de : https://www.larepublica.com.co/archivos/OPINION/2010-09-29/para-combatir-el-desempleo_111599.php