El país va rumbo a tener la regla de ahorro de recursos públicos, pero los impuestos pueden ser una talanquera.

El tema tributario es ‘el coco’ para los ciudadanos en general. Pero bien administrados son una de las principales fuentes de recursos para un país que busca el desarrollo. Más aún en el caso de Colombia, donde se está implementando una regla fiscal, con la esperanza de pasar del déficit que ha acompañado las finanzas públicas desde tiempo atrás, a un superávit primario, inicialmente de 1,3 por ciento del PIB, y poder así empezar un ahorro mayor que garantice la sostenibilidad de una economía sana. Del tema habló Martín Hopenhayn, director de la División de Desarrollo Social de la Cepal, uno de los participantes en la II Reunión de Ministros y Autoridades de Desarrollo Social que se realizó en Cali, organizada por OEA y Planeación Nacional.

En el país se presentó la regla fiscal, pero el gobierno electo dice que no va a acudir al aumento de los impuestos. ¿Eso podría poner en peligro la regla?

Hay que entrar a un desglose más fino de los recursos fiscales. Hay países donde la renta fiscal más importante es la que proviene de las materia primas, donde el Estado tiene la propiedad de las mismas. El aporte de la renta petrolera a las arcas fiscales en países como Venezuela, México, Ecuador y en alguna medida Colombia es alto. Pero eso no deja de quitarle importancia al rigor con que se debe ver la recaudación. La Cepal propone elevar la carga tributaria, porque en general, en A. Latina, tiende a ser baja en relación con el PIB de los países.

¿Cuál es el porcentaje normal de la carga tributaria para que se pueda impulsar el desarrollo?

En los países europeos está por encima del 30 por ciento, EE. UU. está cerca. Países de desarrollo medio deberían estar entorno al 22 y 25 por ciento del PIB, y de ahí procurar ir subiendo. El aumento tiene que ser gradual y provenir de una concertación de los actores involucrados.

¿Elevar la carga tributaria implica necesariamente aumentar impuestos?

No. Hay un problema de distribución. En los países de la Unión Europea la mayor parte de la carga proviene de los impuestos directos, es decir, de las ganancias de las personas. En A. Latina, la tributación indirecta (el IVA que todo el mundo paga) es mala, es negativa, porque un pobre paga por un kilo de pan la misma cantidad que un rico, pero al primero le representa un porcentaje mayor de sus ingresos. En consecuencia, en América Latina, el grueso de la carga tributaria, más del 50 por ciento, proviene de impuestos indirectos. Es muy alta la carga tributaria indirecta y es baja la directa, la que proviene del impuesto a las ganancias de las personas (impuesto a la renta), que es precisamente lo que es muy alto en los países europeos.

¿Qué se requiere para subir la carga?

Evitar exenciones tributarias demasiado altas o demasiado extensas en el tiempo, y sobretodo evitar la evasión. Lo importante es llegar a un buen sistema de recaudo.

MARTHA MORALES MANCHEGO / Enviada Especial / Cali.