“Demasiado grande para gobernar”. Esa es una de las razones que a menudo se citan para explicar la decisión del emperador Diocleciano de dividir al Imperio Romano en el siglo III.
Mientras él continuó regentando la parte oriental del imperio, le entregó el control del occidente a Maximiano.
Muchos historiadores consideran que estos ‘coemperadores’ gobernaron efectivamente; según dicen, las luchas de poder sólo empezaron después de que Diocleciano abdicara.
Ese tipo de cogobierno es casi inimaginable en el mundo de los negocios, donde los casos de grandes jefes que hayan decidido compartir el poder son escasos.
Pero hay quienes piensan que cuando las firmas operan en diferentes países y deben compatibilizar leyes, culturas y demandas distintas, vale la pena seguir el ejemplo del emperador Diocleciano.
¿Funciona?
Whole Foods, una cadena estadounidense de supermercados que vende productos orgánicos y naturales, es una de las pocas compañías con dos directores ejecutivos.
En 2010, el fundador John Mackey empezó a compartir su cargo con Walter Robb.
Éste último le asegura a la BBC que se la llevan bien y que tienen la misma visión, pero confiesa que su relación puede provocar confusión.
“Hay quienes piensan ‘si hay dos líderes, ¿quién está a cargo?'”.
“La respuesta es ambos”, indica.
Robb piensa que la dupla funciona sólo porque él y Mackey cuentan con la experiencia necesaria y, sobre todo, tienen los mismos valores.
Además, ayuda que Whole Foods tiene un límite para los salarios de los directivos. A nadie le pagan más que 19 veces el sueldo promedio de la compañía, lo que matiza el argumento de que la empresa gasta más que otras en sus directores.
La sabiduría local
Pero no se trata sólo de compartir el puesto más alto.
Robb le dijo a la BBC que es importante que la oficina central le ceda poder a los centros regionales.
“A fin de cuentas, uno está distribuyendo la inteligencia, capacidad de decisión y responsabilidad a los sitios en los que se efectúan los negocios”, señala.
“Se crea una cultura de empoderamiento y se les otorga un poder de decisiones real”.
“Cada mercado al que se está sirviendo es un poco distinto. Lo que se busca es algo que se ajuste a la comunidad, a individuos específicos”.
De Nueva York a Dubai
El director ejecutivo de la cadena de hoteles Starwood, Frits van Paasschen, concuerda con Robb.
“La idea es dejar de pensar que somos una compañía con sede en Nueva York y hoteles en mercados internacionales y concebirnos como una compañía global que tiene oficinas en una ciudad mundial como Nueva York”, le dice a la BBC.
Para tratar de aprender de las experiencias únicas de cada hotel, la companía trasladó brevemente su cuartel a Dubai a principios de este año.
“No estábamos allá supervisando el negocio, sino que fuimos para preguntar y entender qué necesitaba el equipo para seguir siendo exitoso”, asegura Van Paasschen.
Voz discordante
No obstante, algunos directores ejecutivos piensan que con la complejidad de la vida actual, es esencial para las compañías mantener estructuras sencillas.
“Se mantiene simple al mantenerlo igual”, le dice a la BBC Rupert Soames, director ejecutivo de la firma de soluciones temporales de energía y de control de temperatura Aggreko, cuya fábrica principal sigue estando en Dumbarton, la pequeña ciudad escocesa de 20.000 personas a la que se trasladó desde Holanda en 1973.
Soames señala que inevitablemente hay cierta especialización regional, pues cada país tiene diferentes leyes y reglas, pero le parece importante mantener las operaciones tan similares como sea posible en todos los centros para sacarle provecho a la que considera una de las principales fortalezas de las grandes compañías: la economía a escala.
“Si uno permite que la gente empiece a hacer las cosas de acuerdo a un modelo diferente en todo el mundo, arruina las ventajas en términos de costos que una empresa obtiene gracias a la expansión”, sentencia.
Tomado de: finanzaspersonales.com.co