De hecho, en Estados Unidos se están poniendo de moda los ‘nap rooms’ (cuartos para hacer la siesta).

Compañías como The Huffington Post, Nationwide Planning Associates, Google y Procter & Gamble han adaptado salones completos de sus instalaciones con sillas especiales para que sus empleados recuperen un poco de su sueño.

Según dicen los expertos, entre las ventajas de esta práctica se encuentran la disminución del estrés causada por las obligaciones cotidianas, el aumento en la creatividad y el nivel de productividad del empleado.
 

De acuerdo con Miguel Rivera, autor del libro ‘Durmiendo en el trabajo’, pese a que los periodos de descanso cortos no reemplazan al sueño nocturno, la falta del mismo afecta la salud, la concentración, la capacidad de estar alerta y el desempeño laboral. Por esta razón, es recomendable tomar una siesta de siete minutos después del almuerzo, ya que está demostrado científicamente que esta práctica previene la ansiedad y el estrés.
 

Otros expertos recomiendan extender el momento a entre 20 y 30 minutos, cuando el cuerpo ha completado dos ciclos de sueño pero el cuerpo puede despertarse y seguir alerta.
 

Tomar una siesta no es un hábito único de algunos latinoamericanos, pues de acuerdo con una encuesta realizada por la revista Neurology a cerca de 19.000 personas en cinco países de Europa, el 22 por ciento de los alemanes, el 16 por ciento de los italianos, el 15 por ciento de los británicos, el 9 por ciento de los españoles y el 8 por ciento de los portugueses incluyen esta práctica dentro de sus hábitos cotidianos.

Tomado de:portafolio.co