La razón fundamental era hacer alarde de que el Gobierno iba por buen camino con el cumplimiento de la regla fiscal, pero que debería hacer más para reducir el déficit del GNC de 2,4%.

De allí salió la decisión de provocar una tormenta tributaria poniendo como plato principal el Presupuesto General de la Nación para 2015, pero advirtiendo que tenía que sacar a la par una ley de financiamiento que debería tener dos particularidades: la extensión del impuesto al patrimonio y la prolongación en el tiempo del gravamen a las transacciones financieras o 4 por mil.

En su justificación de la nota, Moody’s señala en uno de sus puntos que “la adecuada gestión fiscal que ha llevado a moderar el déficit fiscal, junto con el cumplimiento continuo de la regla fiscal y la expectativa de que esto va a continuar”, son medidas clave.

Los ingresos
Más adelante señala la firma que entre los factores señalados como catalizadores de un incremento adicional del rating soberano en el futuro, están “si los ingresos del gobierno, que se sitúan actualmente en torno a 17% del PIB, aumentan a un nivel más cercano a la mediana de los países Baa de 33% y el cumplimiento de la regla fiscal conduce a que los ratios de deuda pública disminuyan de manera sostenida”.

Este hecho significaba que sin duda una reforma tributaria estructural sería un factor determinante para seguir avanzando en la escala de calificaciones soberanas, particularmente tras la reciente revisión a la baja de las proyecciones de producción de petróleo y el balance fiscal del Sector Público Consolidado para los próximos años.

Este hecho fue clave para que el Gobierno se decidiera a cambiar de táctica en materia fiscal, rompiendo promesas de campaña de no crear más impuestos y se decidiera por un plan que podría ser contradictorio pero podría provocar hechos positivos.

Lanzando el globo
Dadas las urgentes necesidades financieras, se debía extender el impuesto al patrimonio y el 4 por mil, dos impuestos que por sus características son de fácil recaudo, sobre todo el de las transacciones financieras.

El Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, decidió lanzar un globo sonda para ver qué impacto tenían las propuestas de la ley de financiamiento, advirtiendo de paso que no se trataba de una reforma tributaria. De paso advirtió que el tributo al patrimonio debió partir de una base de $750 millones y con un incremento escalonado, diferente al que se venía cobrando sobre una base de $1.000 millones.

No golpea a clase media
Con rapidez, el Gobierno dijo que los cambios para el cobro del impuesto al patrimonio no iban a golpear a la clase media. El ministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas Santamaría, dijo que luego de una reunión en la que participaron más de 40 congresistas se decidió revisar la base gravable. “Desde la base de $1.000 millones, en esa condición, hay 50 mil colombianos. No es la clase media, es solo un sector que debe hacer el esfuerzo”, anotó.

Sin embargo, por ningún lado el Gobierno advertía que debía, asimismo, hacer un ajuste al interior de la Administración y una disminución drástica en el gasto público, sobre todo en el referente al de funcionamiento.

Todos los gremios, tanto los que apoyaron la reelección del presidente Juan Manuel Santos, como los que prefirieron abstenerse, se pronunciaron contra el impuesto al patrimonio y al 4 por mil, provocando de paso cierta incertidumbre en el Gobierno.

Este hecho hizo que el Ejecutivo se retractara y decidiera dejar quieta la base del impuesto al patrimonio desde los $1.000 millones, pero mantuvo el porcentaje de incremento hasta el 2,25%.

No cabía duda que tras la presentación del proyecto de PGN para 2015, la atención se iba a centrar en el panorama tributario, pues todo parece indicar que en ausencia de nuevos ajustes que permitan aumentar los ingresos corrientes del Gobierno, el cumplimiento de la meta de déficit estructural para el próximo año será inviable.

Durante las últimas semanas, el Ministerio de Hacienda y varios analistas discutieron la posibilidad de aplazar la reducción al gravamen a los movimientos financieros (GMF) y mantener el impuesto al patrimonio, cuya eliminación estaba prevista para finales de este año con las reglas actualmente vigentes.

Finalmente el Gobierno se decidió por lo que denominó la ley de financiamiento, que prefirió sacar después de haber presentado al Congreso el proyecto del PGN.

Sin embargo, para Fedesarrollo, “estas propuestas iniciales resultan insuficientes para cumplir con la regla fiscal y para simultáneamente financiar el gasto ya presupuestado para el próximo año. El problema se hace más grave si además se toma en cuenta que las presiones de gasto pueden ser en la práctica mayores a las que se reflejan en el presupuesto y que las proyecciones de ingresos son optimistas desde varios puntos de vista”.

Señala la entidad que “por un lado, por cuanto suponen un fuerte dinamismo de la economía y los recaudos internos y, por otro lado, porque ignoran la posibilidad que se produzca un deterioro en el contexto externo, que se vea reflejado en una disminución en los ingresos por exportaciones de productos básicos, en particular de petróleo”.

Sin duda las propuestas consistentes en simplemente prorrogar la vigencia de los dos impuestos que provocaron la tormenta, no constituyen soluciones que apunten al cubrimiento de contingencias que, dicho sea de paso, no son en absoluto despreciables.

Impacto de reforma
En la actualidad una reforma tributaria puede ser poco conveniente para Colombia, si se tiene en cuenta la gran cantidad de cambios que introdujo la última puesta en vigencia para el año fiscal 2013 y la dificultad operativa que causó su implementación.

Parece claro que la tributaria que anunció el Gobierno tiene como único propósito solventar el déficit incluido en el Proyecto de Ley de Presupuesto de 2015, que podría llegar a los $12,5 billones.

Para estos efectos se propuso extender la vigencia del impuesto al patrimonio y aplazar el desmonte del GMF. Sin embargo, frente al alcance de una nueva reforma, que no solo implique la prolongación en el tiempo de estos dos impuestos sino también la incorporación de otros tributos, aún no se tiene certeza.

Ello estará en función del monto de recursos requeridos para financiar los proyectos del Gobierno, aún no incluidos en la Ley de Presupuesto General de la Nación, y de un eventual acuerdo de paz para solventar los gastos del posconflicto, cuyo monto en este momento se desconoce.

Pero, como quiera que se desconoce la totalidad de las necesidades de gasto, -que pueden fluctuar entre 2 y 5% del PIB- también hay quienes indican que, dependiendo del tamaño de ese hueco fiscal, el Estado no solo debería echar en saco roto las posibilidades de recurrir al mayor endeudamiento, recalibrando la regla fiscal, y/o a imponer sanciones penales a la evasión.

Independientemente de lo anterior, el debate sobre la reforma tributaria propiamente dicha presenta diferentes aristas; en primer lugar hay quienes indican que se deben reformar los impuestos directos (renta o patrimonio) y con ello determinar a qué sujetos pasivos se le impondrá una mayor carga impositiva: personas naturales o jurídicas.

En torno a ello existe también diversidad de propuestas; seguir eliminando  las exenciones y deducciones en cabeza de las personas naturales; gravar las  utilidades contables de las empresas, incluyendo las retenidas y/o gravar los  dividendos.

Otros, por su parte, consideran que se debe fijar la atención en los  impuestos indirectos como es el caso del IVA pero con una destinación específica, que incluye una posterior devolución de recursos a los sectores menos favorecidos.

Sin lugar a dudas, en este nuevo cuatrienio el tema tributario estará en el orden del día y, resulta perentorio para cualquier efecto definir de una vez por todas las necesidades de gasto. Su financiamiento no solo debe estar acorde con las mejores prácticas a nivel internacional y erradicar la incertidumbre que en la actualidad se tiene al respecto, sino que además debe consultar la competitividad y eficiencia del sector empresarial colombiano.

tomado de:https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/9-2014-la-tormenta-tributaria.html