(El Tiempo) Los productores dicen que ventas bajaron entre 30 y 40 % por mala información sobre restricciones.

El impuesto nacional al consumo de bolsas plásticas entró en la reforma tributaria del 2016 y aunque solo empezará a regir en forma desde el 1.° de julio de este año, ya está despertando ampollas.

Según Daniel Felipe Ortegón, director jurídico de la Dian, la medida fue una sugerencia legislativa, pues en la propuesta tributaria del Gobierno no se había contemplado. Sin embargo, estima que es un comienzo del país en la era mundial de los impuestos verdes.

“El efecto del impuesto verde es más extrafiscal que recaudatorio en sí mismo, pues se busca es desincentivar el uso de bolsas”.

Pero el contador público de la Universidad de Antioquia Jeisson Ramírez señala que la aplicación de esta norma será prácticamente inocua, en especial para el fin que la motivó: atacar el problema de contaminación ambiental que se les atribuye a las bolsas.

“El pagador será el consumidor, pues el gravamen se causa cuando la persona recibe la bolsa plástica del establecimiento comercial y la utiliza para cargar los productos comprados”, explica Ramírez.

La tarifa inicial, en este año, será de 20 pesos, modificable en años posteriores con base en el índice de precios al consumidor, lo que, a todas luces, no frenará su uso. “Las personas podrían seguir comprando bolsas plásticas en un sitio y usarlas en otro (sea en el hogar o en otro establecimiento) sin pagar ningún impuesto”, agregó el contador.

Precisamente, según Ortegón, “el impuesto se orienta tanto a lo ambiental como a la mitigación del impacto en la industria de las bolsas plásticas importadas, que vienen con precios dumping (por debajo de los del mercado)”.

Las personas podrían seguir comprando bolsas plásticas en un sitio y usarlas en otro (sea en el hogar o en otro establecimiento) sin pagar ningún impuesto agregó el contador.

¨Las personas podrían seguir comprando bolsas plásticas en un sitio y usarlas en otro (sea en el hogar o en otro establecimiento) sin pagar ningún impuesto¨

Por ello, para Daniel Mitchel, el nuevo presidente de Acoplásticos, se requiere una solución más integral, no solo con impuestos. Muchos establecimientos que entregan la bolsa pertenecen al sector informal, por lo que sería más asertivo promover un mejor uso de las bolsas.

¨Se hace una defensa de la mal llamada bolsa ecológica, que es peor: es un plástico que dura más tiempo y contamina de inmediato los productos que en ella se empacan¨

Carlos Alberto Garay, presidente saliente del mismo gremio, expresa que “la culpa no es de la bolsa. El plástico es el único material que resiste 2.000 veces su peso”, pero esa ventaja será desaprovechada por la inadecuada información sobre la reutilización y la carencia de sitios para depositar adecuadamente estos materiales.

Otra agremiación empresarial, la Cámara Colombiana del Plástico, cuyos asociados se dedican en su mayoría solo a producir bolsas, se declaran amenazados como industria. Producen ventas anuales por 380.000 millones de pesos en estos empaques, pero “las ventas están afectadas. Se bajaron entre 30 y 40 por ciento, solo por las decisiones y la mala información que recibe la gente”, indicó Henry Alberto Duarte, presidente de este gremio, que reúne a 80 compañías.

Según su criterio, también están interesados en la protección ambiental, pero el camino escogido por el Gobierno no es el adecuado. “El subsector de bolsas plásticas, como tal, representa solo el 5 por ciento de toda la producción de plástico en el país, que es de 1’200.000 toneladas anuales de ese material”.

Para Duarte, los verdaderos beneficiados con el impuesto verde son las grandes superficies, pues solo una de las cadenas más famosas de supermercados se ahorrará 30.000 millones de pesos que antes invertía en bolsas plásticas.

De igual manera, también critica el hecho de que la producción de una bolsa cuesta entre 35 y 40 pesos, mientras que el impuesto será más alto que ese rango: de entre 20 y 50 pesos.

Un empresario, que pidió no divulgar su nombre, establece que en su compañía, donde laboraban 115 empleados el año pasado, “hemos tenido que despachar a 20, y tendremos que salir de otros 15”. Mientras tanto, agrega, “se hace una defensa de la mal llamada bolsa ecológica, que es peor: es un plástico que dura más tiempo y contamina de inmediato los productos que en ella se empacan”.

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