La formalización laboral y la protección social volvieron a quedar como dos de las tareas pendientes que tienen que resolver los gobiernos del continente americano.

Al cierre de la décima octava Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo de la Organización de Estados Americanos (OEA), que sesionó en Plaza Mayor, en Medellín, se alertó que en 2050 en América Latina y El Caribe habrá más de 140 millones de personas con más de 65 años de edad, es decir, casi cuatro veces más que los 38 millones que se contabilizan hoy.

Para los ministros de Trabajo, que estuvieron en la capital antioqueña, es claro que el crecimiento económico, así continúe al ritmo de la última década, no será suficiente para garantizar el beneficio a quienes lleguen a la edad de retiro.

“En ausencia de reformas, entre el 47 y el 60 por ciento de esos 140 millones de adultos mayores, alrededor de 66 millones a 83 millones de personas, van a llegar a la jubilación sin haber generado el ahorro necesario para financiar una pensión”, señala un informe revelado en la conferencia.

Ante ese panorama el ministro de Trabajo de Colombia, Rafael Pardo, promovió la posibilidad de establecer un tratado de pensión compartida en las Américas. “Este modelo permitiría que una persona que haya trabajado en distintos países logre el beneficio y que cada sistema pensional le reconozca proporcionalmente lo que laboró”.

El funcionario ejemplificó que el modelo ya opera entre Colombia y España y ha permitido que unas 2.000 personas disfruten hoy de su jubilación y confió en que se pueda establecer prontamente con Estados Unidos y Canadá.

Consultado por la forma como se está preparando Colombia para responder por la pensiones que se deriven de la eventual aplicación de un esquema de jubilación compartida, Pardo respondió que “para eso queremos una reforma pensional, pero habrá que esperar, pues eso sería más adelante, en el próximo Gobierno”.

Para Julio Roberto Gómez, secretario de la Confederación General del Trabajo (CGT), no es descabellado el establecimiento del modelo planteado por el ministro Pardo. “Eso no es complejo y el problema estaría más bien en la unificación de sinergias en la región, para que exista un levantamiento estadístico serio, que permita esa opción a quienes trabajan en distintos países”.

Por su parte, el vicepresidente Angelino Garzón abogó porque al final de sus ciclo laboral alguien responda por el bienestar de aquellos que trabajaron toda la vida. 

“Después de los 65 años es muy difícil conseguir trabajo y no hay derecho que el final de la vida de una persona se convierta en un drama y creo que todos los estados tienen el deber de mirar a los mayores de 65 años como seres humanos”, resaltó.

A juicio del vicepresidente se están poniendo muchas trabas para que las personas accedan a una pensión decente, con ingresos suficientes y una seguridad social integral. “Un gran reto que tienen hoy los gobernantes es fijar una política para los mayores de 65 años.

Esfuerzo local
El viceministro de Empleo y Pensiones de Colombia, Juan Carlos Cortés, explicó los avances que para generar empleo formal y aumentar la cobertura en protección social, está haciendo el país.

Resaltó iniciativas como la formalización a la medida, los Beneficios Económicos Periódicos (Beps), Colombia Mayor y la creación de Colpensiones, que, según dijo, permiten avanzar en la construcción de un país acorde a los caminos de paz que se están presentando.

Pero a pesar de que se reconoce que la estructura con la que cuenta Colombia, América Latina y El Caribe, para enfrentar el desafío previsional es frágil, los firmantes de la Declaración de Medellín, al término de la conferencia continental, admiten que las pensiones están llamadas a convertirse en uno de los ejes centrales de la política económica y social en las próximas décadas.

tomado de:elcolombiano.com