Para las empresas, la contratación de estudiantes en práctica es una oportunidad para conocer lo nuevo que está surgiendo en la academia, renovar conceptos y ponerse al día en procedimientos y metodologías que empiezan a hacer adoptadas en otras latitudes. Es también una manera de conocer cómo son y qué piensan las nuevas generaciones y una oportunidad para realizar trabajos y estudios que requiere la empresa, para lo cual el estudiante está preparado y el personal de planta puede no ser suficiente.

Pero es importante, que así como el estudiante aporta sus conocimientos, la empresa adquiera con el estudiante un compromiso que vaya más allá del simple apoyo económico que está obligada a ofrecer y que procure que la experiencia enriquezca al practicante y sea un pilar importante en su formación profesional. Para ello, la designación de mentores dentro de la organización, que adopten (por así decirlo) al estudiante, pueden convertirse en un esquema interesante de formación de profesionales exitosos y de mejor calidad, para beneficio de la empresa y de nuestra sociedad.

El programa de estudiantes en práctica, puede también convertirse en fuente importante para la contratación de los nuevos profesionales que requiera la compañía. Los jóvenes practicantes mientras desarrollan los trabajos que le asigna la empresa, pueden ser evaluados en profundidad y durante un importante lapso de tiempo, a fin de determinar cuáles de ellos podrían ser contratados, una vez finalicen su etapa de formación académica y obtengan su título profesional. Para la empresa, tener la posibilidad de conocer mejor a los candidatos a ocupar las vacantes que se presenten, garantiza mayores aciertos en sus procesos de selección.

Es ideal que durante su práctica el estudiante tenga la oportunidad de conocer el funcionamiento completo de la compañía, porque al no estar involucrado en los procesos habituales, puede ayudar a identificar aspectos poco funcionales que los empleados que llevan más tiempo realizan mecánicamente sin cuestionarse su eficiencia. El que viene de fuera, siempre ve las cosas con una óptica distinta y desde un plano diferente.

Para las universidades, el intercambio de información con los estudiantes que realizan sus prácticas, permite ajustar los programas académicos incluyendo nuevas materias y temas que podrían resultar provechosos en la formación de sus profesionales. El contacto con las empresas facilita la consecución de trabajo a los estudiantes que terminan sus carreras y el éxito de los mismos, permite evaluar la calidad de los programas que se ofrecen.

El verdadero beneficio se obtiene cuando el estudiante aprovecha la oportunidad que se le brinda para complementar su preparación académica y adquirir una experiencia laborar que le será de enorme utilidad en el futuro. La empresa, por su parte, contribuye a la formación de los estudiantes y se favorece del programa cuando ve a los jóvenes no solo como trabajadores sin experiencia, sino como una fuente importante de información para la actualización de conceptos, técnicas y procesos. La alianza entre la academia, estudiantes y empresas, es una actividad que beneficia por igual a todas las partes.

Más que mano de obra barata, un ingreso fijo

Es importante que las empresas no asuman las prácticas empresariales solo como una manera de conseguir personal preparado a bajo costo; de la misma manera, los estudiantes no deben ver las prácticas solo como una manera de empezar a percibir un ingreso y las universidades no deben sobrecargar al estudiante con trabajos académicos que lo distraigan de las obligaciones adquiridas con la empresa.

Tomado de: larepublica.co