El revuelo que causó recientemente la adjudicación del contrato de explotación del chance a una de las empresas de Enilse López, ‘La Gata’, siendo esta la única oferente, es apenas una de las irregularidades que envuelven al sector de las apuestas permanentes en los departamentos colombianos.
El Consejo Nacional de Juegos de Suerte y Azar (CNJSA), tras un diagnóstico realizado desde hace un año, halló de manera preliminar que “el 70 por ciento de los concesionarios actuales de chance está en situación de incumplimiento”.
Las inconsistencias afectan a toda la cadena de valor de los juegos, lo que, a su vez, impacta las finanzas de la salud de los departamentos que son las que reciben las rentas generadas por estas apuestas. También ponen en riesgo a los apostadores, que hasta pueden llegar a no recibir su premio.
Todo, porque existe una reglamentación débil que no puede garantizar la firmeza en los procesos de fiscalización (en manos de los departamentos), ni la búsqueda de un operador idóneo para la concesión del chance, como tampoco conocer si el operador del mismo está aportando la rentabilidad mínima que debe generar la concesión.
Según el CNJSA, uno de los problema más graves se presenta con el cálculo de la rentabilidad mínima, pues al no haber una fórmula clara para esta, se estima que se habría producido un faltante de 39.000 millones de pesos en la obligación de los operadores.
“En estos casos, el CNJSA recomienda al departamento concedente del juego la terminación perentoria del contrato con aquellos operadores que no regularicen su situación. Sin embargo, esta medida produciría efectos igualmente nocivos para el Estado ya que es previsible que toda la operación que se desmonte -producto de la terminación de los contratos- probablemente pasaría a convertirse en un mercado ilegal que no genere ningún recurso para la salud de los departamentos”, señala el informe.
Los recursos que están en juego no son de poca monta.
En la actualidad existen 38 concesiones de chance que, en el 2012, produjeron 218.000 millones de pesos en transferencias al sector salud.
Se trata del juego más apetecido por los colombianos, porque, de acuerdo con un estudio de la Federación de Departamentos, el 36 por ciento de los ciudadanos le apuesta al chance.
En promedio, cada apostador juega su suerte 96 veces al año y destina 217.519 pesos a este juego, que en el 2012 manejó ventas por 1,6 billones de pesos y a agosto de este año ya iba en un billón de pesos.
Los organismos que ejercen una vigilancia desde el nivel nacional, que son la Superitendencia Nacional de Salud y el Consejo, están con las manos atadas, porque no tienen la suficiente información para saber a ciencia cierta lo que ocurre con la operación de este juego. Así, no hay manera de verificar si en los puntos de expendio del chance se cerraron las ventas antes de que juegue la lotería respectiva con la cual apostó el jugador.
Los fiscalizadores solo cuentan con los datos que suministran los operadores, según los cuales, solo un 10 por ciento de los boletos que se venden se hace manualmente.
“No es posible controlar si la venta de formularios a mano es de solo el porcentaje reportado”, indica el informe.
De igual manera, el Consejo halló que la reglamentación del chance es tan vulnerable, que no hay un mecanismo que obligue a los operadores a tener una reserva técnica de recursos. En consecuencia, en cualquier oportunidad, un ganador puede llegar y recibir la noticia de que no hay plata con qué pagarle el premio.
Finalmente, tampoco es posible controlar qué tanto monto hay en premios caducos, pues no existe un esquema que garantice la obligación de mostrar si el afortunado apostador reclamó o no su dividendo.
Ante este panorama, el Consejo propone un fortalecimiento de la regulación del chance para mejorar los estándares de operación del juego y favorecer así las finanzas de la salud en los departamentos.
MARTHA MORALES MANCHEGO
Redacción de Economía y Negocios
Tomado de: portafolio.co