La clara desaceleración de sectores clave como la industria, la minería e incluso el sector financiero serían las razones que desinflarían, por segunda vez en el año, el optimismo del Gobierno. 
 

En junio pasado, a pocos días de que el Dane publicara el crecimiento del PIB del primer trimestre, el Gobierno decidió reducir su meta de crecimiento del PIB para el 2013 de 4,8% a 4,5%. 
 

La proyección de 4,5% sigue siendo la más alta, incluso frente a las de la Cepal y el Fondo Monetario Internacional, los cuales en julio redujeron sus estimaciones a 4% y 4,1%, respectivamente. En Colombia, Fedesarrollo y Anif siguieron el mismo camino, dejando sus estimaciones aún menores a éstas, de 3,8%. 
 

El Banco de la República también redujo su vara de crecimiento, al pasarlo de 4,3% a 4% en julio. De hecho, su gerente general, José Darío Uribe, dijo que la economía podría crecer por debajo de 4% de materializarse los riesgos a la baja. Al interior de la Junta tampoco hay mucho optimismo. El codirector Carlos Gustavo Cano le apuesta a un rango entre 3,5% y 3,8%, y con un sesgo al límite inferior, muy por debajo del crecimiento potencial (4,6%). 
 

Para Juan David Ballén analista de Alianza Valores para alcanzar la meta se debería crecer 6% en el segundo semestre, “un escenario difícil de cumplir”. El optimismo del ministro Cárdenas recae sobre el Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (Pipe), sobre el cual dice que sus frutos se empezaron a ver desde el segundo trimestre. 

tomado de:eluniversal.com.co