De Computationis Jure Opiniones
Número 1503, agosto 31 de 2015

Siglos atrás las empresas solo rendían cuentas al terminar el desarrollo de su objeto social. Desde entonces han sucedido muchas cosas que provocaron que la legislación o los funcionarios del Gobierno fueran incrementando la frecuencia de los informes. Pasaron siglos durante los cuales se realizaron cada vez más mayores demandas (por ejemplo, cada 30 años, cada 20 años, cada 10 años, cada 5 años…) hasta llegar al informe anual que hoy nos parece tan natural.

 

Las exigencias del mercado de capitales generaron la aparición de la información hoy llamada interina, que luego de mucho tiempo de semestral pasó a trimestral. Esta información es fundamental para los intermediarios bursátiles y otros analistas financieros.

 

En medio de la euforia por la cobertura creciente del sistema IASB, las voces serias que hacen cuestionamientos suelen pasar desapercibidas. Hay que entender que desde cierta perspectiva los IFRS son un producto que se vende, razón por la cual se divulgan sus beneficios y se callan sus deficiencias.

 

Entre las críticas serias se encuentra la que, con base en investigaciones, señala que el modelo de IASB fomenta las visiones de corto plazo. Todos, preparadores, usuarios, supervisores gubernamentales, analistas, etc., dejan de pensar a largo plazo y de tomar decisiones con esa óptica. Este planteamiento es una “carga de profundidad” para IASB, sobre el cual ya se ha venido pronunciando.

 

El asunto es que cada vez hay más personas que comparten el rechazo al cortoplacismo. En la semana del 17 al 22 de agosto varios periódicos y boletines hicieron eco de un artículo de David Benoit, titulado Time to End Quarterly Reports, Law Firm Says, en el cual reflexiona en torno a la opinión pública de la firma de abogados Wachtell, Lipton, Rosen & Katz. “(…) Wachtell on Tuesday called on the Securities and Exchange Commission to consider allowing U.S. companies to do away with the obligatory updates, one of the most important rituals on Wall Street and in corporate America, suggesting that they distract executives from long-term goals. (…)”.

 

No es de ahora sino de tiempo atrás que se observa que mucha información permanece archivada en las oficinas de las agencias del gobierno. La cuestión está cambiando debido al inmenso avance de la computación, puesto que las bodegas de datos y los programas diseñados para manejarlas, están mejorando la manera como se analiza la información, permitiendo, entre otras cosas, un cubrimiento del universo. Con todo, las estadísticas oficiales siguen siendo retrasadas. Se divulgan unos pequeños datos rápidamente, pero los exámenes a fondo se demoran y muchas veces no se hacen. Con el constante cambio de reglas, las autoridades contribuyen al cortoplacismo, pues generan una pérdida de comparabilidad.

 

¿Qué tenemos que decir al respecto?

Hernando Bermúdez Gómez

 
Pontificia Universidad Javeriana
De Computationis Jure Opiniones
Número 1503, agosto 31 de 2015