Contrapartida
De Computationis Jure Opiniones
Número 927, Julio 21 de 2014

Lo curioso de estos cambios, es que siempre se presentan en la misma época y por las mismas razones: el final del semestre, debido a la necesidad de lograr una nota específica. Es un momento muy interesante desde el punto de vista del profesor, ya que en éste corto periodo, se manifiestan diferentes facetas de los estudiantes que, durante el semestre eran completamente ausentes, pues ellos comienzan a mostrar nuevas actitudes, aptitudes y habilidades que en las semanas anteriores estaban completamente ocultas, por lo menos ante los ojos del profesor. Ahora bien, estos cambios en los estudiantes, no siempre generan un resultado exitoso, pues existen dos posibilidades:

La primera, que bajo la necesidad de lograr un resultado específico se genere la “motivación” necesaria para que el estudiante esté dispuesto a dedicarle el tiempo y el esfuerzo que no fue aplicado durante el semestre, y sobre todo, a estar enfocado en el logro de su objetivo. La segunda opción, es dejarse envolver por el miedo, la inseguridad, la premura de tiempo y no lograr manejar el hecho de estar bajo la presión de una nota, lo que finalmente los puede llevar a desistir en el intento o simplemente a estar enfocados en aspectos equivocados, que tarde o temprano los llevará a finales no deseados.

Entonces, por qué no pensar en encontrar nuevas didácticas, nuevas estrategias de motivación que logren despertar el interés de los estudiantes desde el inicio de las clases, de manera que en cada periodo académico el aprendizaje se desarrolle de manera permanente y sobretodo, de una forma eficiente y por las razones correctas.

Si bien es cierto, se está hablando de educación superior, y en consecuencia, se asume que la mayoría de los estudiantes son mayores de edad, responsables de sus decisiones, con capacidad de discernimiento y “completamente conscientes de su proceso educativo”; pero, también es cierto, que como docentes, es necesario ser un apoyo, un medio, que facilite el proceso educativo y que permita canalizar toda la creatividad, la energía, la fuerza, las habilidades intelectuales, sociales, espirituales, humanas y físicas de los jóvenes de manera positiva, para el logro de sus objetivos tanto personales como profesionales.

Definitivamente se trata de una tarea permanente y compleja, pero posible, si se realiza de forma consciente, sistemática y sobre todo, si se cuenta con la disciplina y la paciencia para desarrollarla paso a paso.

Diana Marcela Romero Lugo

Pontificia Universidad Javeriana
De Computationis Jure Opiniones
Número 927 Julio 21 de 2014